Se apagó la mística, se nubló la identidad y, lo que es peor, se rompió la brújula. Boca atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente, no sólo por lo que muestra (o no muestra) en la cancha, sino por el contexto que lo envuelve: un vestuario sin respuestas, un club convulsionado puertas adentro y una dirigencia que parece más atenta a apagar incendios que a encender ilusiones.
Con la derrota 1-0 ante Huracán en Parque Patricios, el Xeneize acumuló 11 partidos consecutivos sin ganar, igualando la peor racha de su historia y alcanzando, nada menos, que el récord negativo que River arrastra desde los años de Ramón Díaz en 1998. Pero a diferencia de aquellos tiempos en Núñez, en Boca hoy el desconcierto va mucho más allá del juego.
Desde el último triunfo oficial, el 19 de abril ante Estudiantes, pasaron más de 100 días, tres entrenadores y cero reacciones. El repaso de la seguidilla incluye caídas, empates con gusto a poco, eliminación en Copa Argentina y un papelón internacional en el Mundial de Clubes, donde el equipo de Russo no ganó ni un solo partido.
A este presente tambaleante se le sumaron dos frentes que nada tienen que ver con el fútbol: el escándalo mediático protagonizado por “Chanchi” Riquelme, hermano del presidente del club, involucrado en una situación íntima dentro de las oficinas de Brandsen 805; y la novela sin fin de Sebastián Villa, cuyo nombre sigue rondando los pasillos sin resolución definitiva y con repercusión pública.
El club que alguna vez se jactó de su temple en los momentos difíciles hoy se parece más a un barco sin timón, en mar bravo y con la tripulación en silencio. Ni siquiera el regreso de Miguel Ángel Russo, símbolo de otros tiempos, alcanzó para enderezar el rumbo. Y lo peor es que el calendario no da tregua: en la próxima fecha, Boca recibirá a Racing en La Bombonera y si no gana, superará a su eterno rival en esta estadística maldita.
Ahí lo esperará, con la tabla en la mano, el club de Avellaneda que tiene la marca: 16 partidos sin ganar en 1982, algo que luego terminó en descenso. Aunque el récord absoluto entre los cinco grandes lo tiene Independiente, que sumó 17 partidos (150 días) consecutivos sin ganar en 2012 entre el Torneo Inicial y la Copa Sudamericana.