Solana Sierra protagonizó un verdadero milagro en Wimbledon, uno de los torneos más prestigiosos del tenis mundial. Aunque perdió en la fase previa de clasificación, tuvo la suerte de entrar al cuadro principal como “lucky loser” (un jugador que pierde en la clasificación pero ocupa un lugar vacante en el torneo principal) y de ahí deslumbró llegando hasta los octavos de final. Nadie antes había logrado algo así en Wimbledon.
Su recorrido arrancó en la qualy con victorias sobre la francesa Tessah Andrianjafitrimo y la española Leyre Romero Gormaz. Perdió ante la australiana Talia Gibson, pero gracias al sistema de lucky losers, entró al cuadro principal. Desde ahí, dejó en el camino a Olivia Gadecki, Katie Boulter y Cristina Bucsa, hasta caer frente a la alemana Laura Siegemund en octavos.
Un dato impresionante: jugó casi todo el torneo con un dedo lesionado, demostrando su garra y valentía.
Gracias a esta actuación, Sierra subirá 35 puestos en el ranking WTA, pasando del 101º al 66º lugar, consolidándose como la argentina mejor posicionada y dejando atrás a Lourdes Carlé, que ahora estará 120º.
En lo económico, la jugadora se aseguró un premio de 240.000 libras (unos 327 mil dólares), casi el doble de todo lo que había ganado en su carrera hasta ahora.
Por si fuera poco, Wimbledon la reconoció pidiéndole su raqueta y la ropa que usó en su último partido para exhibirlos en el Museo del torneo, un honor reservado para las grandes figuras.