Juan Ignacio Álvarez sigue internado en el Sanatorio Juan XXIII, pero igualmente decidió mostrarle al mundo cómo fue el tremendo vuelco que casi le cuesta la vida en el autódromo de Roca. Desde la clínica subió el video de la cámara on board de su Fiat Competizione y escribió un mensaje que partió el corazón: “Perdón hijos. Quería regalarles un buen resultado y terminamos todos en la clínica. Feliz día”.
El video eriza la piel. Se ve al piloto en primer plano, con el pie izquierdo clavado en el freno que no respondía. A 200 kilómetros por hora, con apenas 100 metros hasta una curva de 60 km/h, se quedó sin nada para hacer. Optó por lo único posible: tirarse a la tierra para evitar un choque frontal que podría tener gravísimas consecuencias. Pero al tocar un piano interno, el auto tomó vuelo y comenzó a dar vueltas en el aire como un papel.
Lo impresionante es la sangre fría de Álvarez. Suelta el volante, como hacen los que saben para no quebrarse las manos, y se deja llevar por la violencia del accidente. En segundos, el habitáculo se llenó de tierra y el auto gira una y otra vez hasta quedar con las ruedas apuntando al cielo. En la última imagen, todavía boca abajo, el piloto estira brazos y piernas y hasta vuelve a ponerse en “posición de manejo”.
Junto al video, Álvarez escribió un mensaje que muestra todo lo que sintió en ese instante: “Quédate sin frenos a 200 m/h y a 100 mts de una curva de 60 km/h. Opciones hay pocas para salvar lo que en ese momento y solo uno que está ahí sabe qué va a pasar. Hice lo mejor que pude y terminé con algunas fracturas. Gracias al equipo de rescate y médico tanto en la pista como en el sanatorio. A todos los amigos, conocidos y a mi querida familia: Gracias”.
El piloto sufrió la fractura de una clavícula y una costilla, pero está fuera de peligro. Su mensaje y el video recorrieron las redes, dejando en claro que lo que pasó en Roca no fue solo un accidente: fue un milagro.