Mariano Charlier conoce mejor que nadie el sonido del mar, la fuerza de las olas y el calor del sol marplatense. Durante 28 veranos fue guardavidas en una de las playas más populares de “La Feliz”, hasta que la vida, o mejor dicho, el fútbol, lo puso frente a una nueva misión: dirigir a Aldosivi en plena lucha por la permanencia.
A los 51 años, Charlier encarna una de esas historias que parecen guionadas. Profesor de educación física, DT de juveniles, formador incansable, y obrero del fútbol de Mar del Plata, supo combinar durante años su amor por la playa con su vocación por el deporte. Pero hoy, por primera vez en casi tres décadas, colgó el silbato playero para ponerse el buzo de entrenador en el club más importante de su ciudad.
“Hace 28 temporadas que estoy y siempre en la misma playa, con mis mismos compañeros. A veces estoy en el agua y pienso por qué me vuelvo loco con el fútbol... pero te apasiona, te lleva por delante”, confesó en una entrevista reciente, con la humildad que lo caracteriza.
El sueño de ser futbolista se le escurrió entre lesiones, pero eso no lo frenó. Dirigió infantiles, fue ayudante en el Federal A, coordinador de inferiores, y conoció cada rincón del ascenso marplatense. Sin haber salido campeón en la liga local, llegó al cargo más alto por méritos invisibles: compromiso, respeto y constancia.
“No me cambió nada ser DT. Sigo teniendo una Meriva 2012 que ni puedo vender... soy un laburante”, bromea. Pero su presente lo encuentra ante un desafío enorme: sostener a Aldosivi en la máxima categoría.
Su historia rompe moldes en un fútbol cada vez más profesionalizado, donde lo emocional suele quedar en segundo plano. Charlier es el técnico que salió del mar para ponerse el traje de líder. Un DT sin poses, que quiere que el final del año lo encuentre con Aldosivi en Primera.