San Lorenzo atraviesa horas de máxima tensión institucional y Marcelo Moretti decidió jugar su última carta. Pese a que en el club se dio por consumada la acefalía, el presidente no reconoce ese escenario y se aferra al cargo con una estrategia clara: impugnar la reunión de Comisión Directiva y judicializar el conflicto para seguir al frente de Boedo.
El martes fue caótico en el mundo azulgrana. Renuncias, internas expuestas y un clima irrespirable marcaron una jornada que muchos dentro del club interpretaron como el final del ciclo de Moretti. Sin embargo, el mandatario no solo rechaza esa lectura, sino que denuncia un intento de desplazamiento irregular. “Me quieren hacer un golpe de Estado para tomar el poder del club”, afirmó en un mensaje directo al corazón político de San Lorenzo.
Moretti sostiene que la reunión de Comisión Directiva no respetó el orden del día y que el acta presenta irregularidades que invalidan cualquier decisión tomada. Bajo ese argumento, avanzará con una impugnación formal y anticipa que el conflicto tendrá continuidad en los tribunales. Para el presidente, no existe acefalía y todo lo ocurrido responde a una maniobra para sacarlo del cargo.
En su defensa, también volvió a referirse al video que circuló en las últimas semanas y que golpeó de lleno su imagen pública. “Eso está en el expediente. Estoy seguro de que soy completamente inocente y la gente va a escuchar el verdadero relato”, aseguró, intentando despegarse del escándalo y reforzar su postura de resistencia.
Mientras tanto, San Lorenzo queda atrapado en una crisis dirigencial profunda, con el club dividido, sin conducción clara y con un futuro inmediato cargado de incertidumbre. La historia promete más capítulos, con la Justicia como próximo escenario y un presidente que, contra todos, se niega a soltar el sillón.