El nombre de Gastón Hernández volvió a circular con fuerza en el mercado de pases. El capitán de San Lorenzo fue ofrecido a Boca por sus representantes en las últimas horas, en una movida que reavivó el interés del club de la Ribera por un defensor que ya estuvo en carpeta en mercados anteriores. Sin embargo, por ahora no hubo contactos formales ni negociaciones abiertas entre los clubes.
San Lorenzo atraviesa una de las crisis institucionales más profundas de los últimos años y hoy no tiene las condiciones administrativas necesarias para cerrar una transferencia. Sin secretario general ni tesorero, el Ciclón está virtualmente paralizado en materia de decisiones deportivas y económicas, un escenario que complica cualquier salida, incluso la de uno de sus referentes.
Hernández, de 27 años, es capitán, surgido de las inferiores y una de las voces más fuertes del plantel. En los últimos meses encabezó reclamos públicos por deudas salariales y falta de recursos básicos, y su postura es clara: busca un nuevo desafío deportivo. En ese marco, su representación acercó el nombre a Boca, sabiendo que el interés existió y aún se mantiene.
En el Xeneize siguen el tema con atención, pero sin apuro. La dirigencia espera que San Lorenzo ordene su situación interna y, sobre todo, que le ponga un precio al pase del zaguero. Hasta ahora no hubo tasación oficial, algo clave para que comiencen las charlas. En Brandsen 805 saben que, si el monto es razonable, el escenario podría cambiar rápidamente.
El interés de Boca por Hernández no es nuevo. A comienzos de 2024 hubo sondeos tras una sólida temporada en la que San Lorenzo fue el equipo menos goleado del 2023. Luego apareció la grave lesión de rodilla que lo dejó varios meses afuera y enfrió el entusiasmo. Más tarde, con Miguel Ángel Russo nuevamente en escena, el nombre del defensor volvió a tomar fuerza, incluso con una oferta que fue rechazada.
Hoy la historia se reescribe en un contexto distinto. Boca observa, Hernández espera y San Lorenzo define su futuro institucional. Cuando ese tablero se acomode, recién ahí el pase podría empezar a jugarse en serio. Mientras tanto, el capitán del Ciclón sigue en el centro de la escena, con un ojo en Boedo y otro en la Ribera.