EDITORIAL
La teoría de los dos tercios
Los más experimentados teóricos del MPN sostienen que la discusión electoral o la pelea para ser más precisos se dan en tres terrenos bien diferenciados. Uno de ellos es en el tercio de la provincia que tiene una gran presencia del Estado provincial. Es decir donde la mano del Estado llega y moldea voluntades de acuerdo a sus objetivos, pequeñas ciudades y parajes rurales donde la presencia estatal no solo es gravitante sino que es fundamental para la subsistencia y el desarrollo local. Este segmento es un terreno propicio para quien detente el gobierno, en este caso los azules. El segundo tercio identificado tiene que ver con las localidades y/o ciudades que alcanzaron cierto grado de desarrollo, para simplificar se habla de las ciudades intermedias, aquellas que tienen cierta economía donde el poder del Estado tiene relativa incidencia en función de la economía privada. Entiéndase, Zapala, Cutral Có-Plaza Huincul, Centenario, Rincón de los Sauces, ciudades donde la economía del petróleo tiene mayor incidencia que el Estado. Aquí se le adjudica mayores chances a Jorge Sobisch.
Ya es un lugar común por estas horas hablar de la interna del MPN. Pero es el mapa a seguir en la política neuquina. No es algo que determinen los periodistas o los analistas es algo que está determinado por la tradición política. Por lo tanto ignorarlo o tratar de salirse de esa dirección es más un acto de voluntarismo que una acción racional inteligente. Lo que es, Es y no se puede cambiar por la acción voluntaria de quien escribe acerca de la actividad política en la provincia. Por lo tanto cualquier intento de interpretar y traducir la acción política está impregnado de lo que realiza el partido que gobierna la provincia desde hace casi 5 décadas.
Sí se parte del supuesto que a partir de la interna del principal partido del sistema se articula el resto el escenario electoral es obvio que hay que analizar que sucede allí en el núcleo central. Y las novedades son las que arroja el tablero partidario. Existe una pelea por el dominio del poder y está en cuestión el manejo del Estado, no es poco lo que está en discusión. Y nadie como el partido dominante sabe de esta cuestión. Es el poder estúpido! Habría que sentenciar parodiando una frase atribuida a los demócratas de la era de Bill Clinton. Pero estamos en Neuquén y gobierna el partido de Felipe y Elias Sapag, una tradición que debe reconocerse y asumirse. Un apellido que ha hecho historia y que marcó con su impronta la vida política de la provincia. Salvando las distancias, los Sapag son a Neuquén lo que alguna vez fueron los Kennedy a los EE.UU. vaya comparación para un apellido vinculado al poder.
Pero enfrente de este apellido histórico surgió otro que no tiene menos pergaminos: Sobisch. Un apellido surgido al calor de las urnas y de la épica partidaria. Eso es lo que se está enfrentando en la interna del 30 de noviembre. Dos historias y dos razones de ser que buscan el dominio del poder en función del manejo del Estado. Nada más y nada menos. El resto de la sociedad pivotea en función de estas dos miradas y de estas dos visiones del poder.
La lista Azul es la que impulsa Jorge Sapag con el objetivo de retener el poder y mantener la continuidad de su cosmovisión política que defino como el proyecto político para la provincia. Cercano a lo que ha sido el modelo político kirchnerista. O tal vez de lo que aún sigue siendo el modelo político y económico del kirchnerismo.
Enfrente esta la alianza entre Jorge Sobisch y Guillermo Pereyra, dos dirigentes con mucho oficio y experiencia en la confrontación con el modelo hegemónico que plantea el kirchnerismo. Desde este posicionamiento la meta es defender la autonomía política de la provincia haciendo valer su enorme potencial. Sí, es cierto que son posicionamientos políticos y que todo gobernante debe conducirse a partir de la realidad. Pero eso es lo que plantean ambas propuestas desde la dicotomía política.
Lo cierto es que dada la situación política y los posicionamientos tácticos se llega a la realidad de cómo triunfar o de cómo lograr quedarse con la gobernación y a partir de allí comienza la pelea electoral.
Los más experimentados teóricos del MPN sostienen que la discusión electoral o la pelea para ser más precisos se dan en tres terrenos bien diferenciados. Uno de ellos es en el tercio de la provincia que tiene una gran presencia del Estado provincial. Es decir donde la mano del Estado llega y moldea voluntades de acuerdo a sus objetivos, pequeñas ciudades y parajes rurales donde la presencia estatal no solo es gravitante sino que es fundamental para la subsistencia y el desarrollo local. Este segmento es un terreno propicio para quien detente el gobierno, en este caso los azules.
El segundo tercio identificado tiene que ver con las localidades y/o ciudades que alcanzaron cierto grado de desarrollo, para simplificar se habla de las ciudades intermedias, aquellas que tienen cierta economía donde el poder del Estado tiene relativa incidencia en función de la economía privada. Entiéndase, Zapala, Cutral Có-Plaza Huincul, Centenario, Rincón de los Sauces, ciudades donde la economía del petróleo tiene mayor incidencia que el Estado. Aquí se le adjudica mayores chances a Jorge Sobisch. Quedan afuera las ciudades de la cordillera y pre cordillera donde los lazos políticos están atravesados por lealtades familiares y afectivas; excluyendo de ese sector lo que se denomina "el Norte”, donde la gravitación de Rolando Figueroa –intendente de Chos Malal y candidato a vicegobernador- tiene una gravitación importante. Desde el sobichismo se busca contrarrestar esta minusvalía con dirigentes históricos con fuerte incidencia entre las distintas poblaciones. Aquí la disputa es abierta y de resultado incierto. Pero las chances del sobichismo son prevalecientes.
Y finalmente queda el tercer segmento del mapa territorial que es la región de la confluencia y la capital provincial que vendría ser la batalla de Stalingrado. Aquí es donde se van a jugar todas las fichas en la movilización partidaria y de independientes. Aquí es donde se decide la gran batalla por la deseada presea. Neuquén es el escenario donde se terminará de decidir quién se queda con la candidatura a la gobernación y al decir de muchos quien se queda con la gobernación de la provincia. Algo que la mayoría de los ciudadanos empieza a saborear.
Puede no resultar justo opinar de este modo, pero sí es pragmático de acuerdo a lo la historia ha venido marcando en las últimas décadas. Por una cuestión distinta vienen luchando los que se oponen. Pero esto último es cuestión de otro análisis político, por ahora los porotos se juegan en esta interna.
Sí se parte del supuesto que a partir de la interna del principal partido del sistema se articula el resto el escenario electoral es obvio que hay que analizar que sucede allí en el núcleo central. Y las novedades son las que arroja el tablero partidario. Existe una pelea por el dominio del poder y está en cuestión el manejo del Estado, no es poco lo que está en discusión. Y nadie como el partido dominante sabe de esta cuestión. Es el poder estúpido! Habría que sentenciar parodiando una frase atribuida a los demócratas de la era de Bill Clinton. Pero estamos en Neuquén y gobierna el partido de Felipe y Elias Sapag, una tradición que debe reconocerse y asumirse. Un apellido que ha hecho historia y que marcó con su impronta la vida política de la provincia. Salvando las distancias, los Sapag son a Neuquén lo que alguna vez fueron los Kennedy a los EE.UU. vaya comparación para un apellido vinculado al poder.
Pero enfrente de este apellido histórico surgió otro que no tiene menos pergaminos: Sobisch. Un apellido surgido al calor de las urnas y de la épica partidaria. Eso es lo que se está enfrentando en la interna del 30 de noviembre. Dos historias y dos razones de ser que buscan el dominio del poder en función del manejo del Estado. Nada más y nada menos. El resto de la sociedad pivotea en función de estas dos miradas y de estas dos visiones del poder.
La lista Azul es la que impulsa Jorge Sapag con el objetivo de retener el poder y mantener la continuidad de su cosmovisión política que defino como el proyecto político para la provincia. Cercano a lo que ha sido el modelo político kirchnerista. O tal vez de lo que aún sigue siendo el modelo político y económico del kirchnerismo.
Enfrente esta la alianza entre Jorge Sobisch y Guillermo Pereyra, dos dirigentes con mucho oficio y experiencia en la confrontación con el modelo hegemónico que plantea el kirchnerismo. Desde este posicionamiento la meta es defender la autonomía política de la provincia haciendo valer su enorme potencial. Sí, es cierto que son posicionamientos políticos y que todo gobernante debe conducirse a partir de la realidad. Pero eso es lo que plantean ambas propuestas desde la dicotomía política.
Lo cierto es que dada la situación política y los posicionamientos tácticos se llega a la realidad de cómo triunfar o de cómo lograr quedarse con la gobernación y a partir de allí comienza la pelea electoral.
Los más experimentados teóricos del MPN sostienen que la discusión electoral o la pelea para ser más precisos se dan en tres terrenos bien diferenciados. Uno de ellos es en el tercio de la provincia que tiene una gran presencia del Estado provincial. Es decir donde la mano del Estado llega y moldea voluntades de acuerdo a sus objetivos, pequeñas ciudades y parajes rurales donde la presencia estatal no solo es gravitante sino que es fundamental para la subsistencia y el desarrollo local. Este segmento es un terreno propicio para quien detente el gobierno, en este caso los azules.
El segundo tercio identificado tiene que ver con las localidades y/o ciudades que alcanzaron cierto grado de desarrollo, para simplificar se habla de las ciudades intermedias, aquellas que tienen cierta economía donde el poder del Estado tiene relativa incidencia en función de la economía privada. Entiéndase, Zapala, Cutral Có-Plaza Huincul, Centenario, Rincón de los Sauces, ciudades donde la economía del petróleo tiene mayor incidencia que el Estado. Aquí se le adjudica mayores chances a Jorge Sobisch. Quedan afuera las ciudades de la cordillera y pre cordillera donde los lazos políticos están atravesados por lealtades familiares y afectivas; excluyendo de ese sector lo que se denomina "el Norte”, donde la gravitación de Rolando Figueroa –intendente de Chos Malal y candidato a vicegobernador- tiene una gravitación importante. Desde el sobichismo se busca contrarrestar esta minusvalía con dirigentes históricos con fuerte incidencia entre las distintas poblaciones. Aquí la disputa es abierta y de resultado incierto. Pero las chances del sobichismo son prevalecientes.
Y finalmente queda el tercer segmento del mapa territorial que es la región de la confluencia y la capital provincial que vendría ser la batalla de Stalingrado. Aquí es donde se van a jugar todas las fichas en la movilización partidaria y de independientes. Aquí es donde se decide la gran batalla por la deseada presea. Neuquén es el escenario donde se terminará de decidir quién se queda con la candidatura a la gobernación y al decir de muchos quien se queda con la gobernación de la provincia. Algo que la mayoría de los ciudadanos empieza a saborear.
Puede no resultar justo opinar de este modo, pero sí es pragmático de acuerdo a lo la historia ha venido marcando en las últimas décadas. Por una cuestión distinta vienen luchando los que se oponen. Pero esto último es cuestión de otro análisis político, por ahora los porotos se juegan en esta interna.
M.E.G.