EDITORIAL

Te fuiste..!

El triunfo en las elecciones del 30 de noviembre fue la coronación de meses de trabajo político y militancia. Al gobierno nadie le regaló nada; es cierto que quien tiene el gobierno lleva la ventaja pero también al cabo de dos gestiones el desgaste comienza a sentirse y abre surcos por donde se filtra el descontento social. Que existe y seguirá existiendo mientras no haya una razón mayor que desaloje a quienes tienen el poder y quieren mantenerlo. La política es así.
sábado, 27 de diciembre de 2014 · 20:18
Transitando la última semana del año se vuelve inevitable repasar algunos acontecimientos que hoy parecen lejanos en el tiempo  y que parecían tan fundamentales antes de que sucedieran. Y llegado el momento de hacer el análisis ex post nos damos cuenta de cómo se sobrevaloran algunos hechos y cuánto hay de ansiedad en esa valoración. Algunos ejemplos alcanzan para ejercitarnos.
El primero de ellos es la relación del gobierno de la provincia con el gobierno nacional y de la polémica ley de hidrocarburos. De acuerdo a lo que escribíamos en aquel momento todo parecía indicar que se marchaba hacia una confrontación inevitable y que en esa situación la posición más endeble era la de Jorge Sapag ante el gobierno nacional pero también hacia adentro del MPN. Los grandes beneficiarios de esa situación política eran sus opositores internos y el principal aspirante externo. Hablamos de Guillermo Pereyra y Jorge Sobisch en el caso del MPN y de Horacio Pechi Quiroga en el caso externo. Las principales críticas fueron dirigidas a su principal colaborador en esa materia que era el ministro de Energía Guillermo Coco. Por entonces coco también se ilusionaba con poder ser un sucesor de Sapag. Luego la batalla, el desgaste, y por último la resignación de Coco fueron el corolario de una batalla política soterrada y aguerrida que llenó de intrigas su salida del gobierno. Coco se fue en diciembre pero estaba ido luego de que anunciara públicamente su decisión de abandonar la carrera por la gobernación. La administración Sapag cuido las formas para evitar una lectura inmediata de una cosa con otra pero una vez más los hechos colocaron las cosas en su lugar.
El segundo hecho a destacar fue la decisión de confrontar con candidatos propios por la formula partidaria con Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa. Hoy con los hechos consumados es fácil decir que estaba previsto y que terminó siendo lo esperado. No fue así. Cuando Guillermo Pereyra decide encabezar la fórmula partidaria y enfrentar a los elegidos por Sapag no había muchos convencidos de que la decisión era la acertada. Allá por el mes de junio eran pocos los que creían en que estaba bien enfrentar a Pereyra que los había derrotado en las PASO 2013 y en las generales. Esta vez el gobierno detrás de la lista azul impuso su criterio y allí mismo tomó la decisión de fijar la fecha dentro de este año para decidir cuál sería la formula a la gobernación. Una vez más el gobierno apuntó a mantener la iniciativa política y salir a confrontar con Pereyra y los disidentes. Con la fecha decidida fue el petrolero quien anunció que iría a internas para confrontar con Sapag. 
Y aquí es donde surgió el tercer momento de este año esencialmente político. El senador y líder de los petroleros acepta apoyar una formula encabezada por Jorge Sobisch e integrada por una de sus manos derechas en el sindicato del petróleo, Omar Lorenzo. Fue uno de esos instantes donde la política pone en vilo a todos los actores. Volvía a la cancha un histórico del MPN, un líder indiscutido en otros momentos del Movimiento que luego de una larga y difícil relación con la sociedad estaba otra vez en la consideración pública con reconocimiento y vindicado. Un desafío duro y cruento para el gobierno que decide repetir la fórmula con los dos jóvenes dirigentes con los que había ganado la interna partidaria.
El triunfo en las elecciones del 30 de noviembre fue la coronación de meses de trabajo político y militancia. Al gobierno nadie le regaló nada; es cierto que quien tiene el gobierno lleva la ventaja pero también al cabo de dos gestiones el desgaste comienza a sentirse y abre surcos por donde se filtra el descontento social. Que existe y seguirá existiendo mientras no haya una razón mayor que desaloje a quienes tienen el poder y quieren mantenerlo. La política es así. Por eso resultó un tanto extraño que Jorge Sobisch se quejara del uso del aparato en las elecciones, alguien con su veteranía política sabe aquello de que "quien a hierro mata a hierro muere”. Y tal vez para consuelo también sirva aquella frase con que se despidió a Mariano Moreno cuando se lo arroja al mar "hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”. Es la lección de la historia la que nos ayuda a terminar de explicar este año donde una vez más el MPN se expuso ante la sociedad y jugó todas sus cartas para volver a regenerarse y convertirse otra vez en la oferta política de lo establecido. El custodio de un orden y de una idiosincrasia que lleva 50 años de permanencia.
Se fue el año 2014. Habrá un pequeño receso y volverá el ritual de la política con sus conflictos y sus obligaciones de mediar entre lo que se reclama y lo que se puede distribuir, una eterna tarea de Sísifo en tiempos donde la esperanza de una nueva etapa de desarrollo se ensombrece frente al creciente deterioro de la capacidad de respuesta de los Estados. Allí están Vaca Muerta y Chihuido  como la zanahoria que puede colmar el futuro de esta segunda vida de la provincia. 
Y no es poco tener dos vidas en una, Neuquén.
M.E.G.


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