EDITORIAL

Un año corto

En cierta ocasión Natalio Botana –politólogo, periodista, catedrático- describió al Movimiento popular Neuquino como como un partido de Estado diferenciándolo de quienes lo daban como un partido hegemónico, ese tecnicismo sutil y determinante a la hora de calificar un comportamiento autoritario nos sirve de base para entender y explicar cierta conducta de la dirigencia política neuquina que busca posicionarse como alternativa al MPN.
domingo, 16 de marzo de 2014 · 10:56

En cierta ocasión Natalio Botana –politólogo, periodista, catedrático- describió al Movimiento popular Neuquino como como un partido de Estado diferenciándolo de quienes lo daban como un partido hegemónico, ese tecnicismo sutil y determinante a la hora de calificar un comportamiento autoritario nos sirve de base para entender y explicar cierta conducta de la dirigencia política neuquina que busca posicionarse como alternativa al MPN.
El año pasado quien mejor arrancó posicionado para constituirse en el principal referente fue Horacio Pechi Quiroga. El intendente de la ciudad capital tras la elección de 2011 que lo repuso en la intendencia era sin duda alguna la figura alterna. Pero las elecciones de concejales, las PASO y las nacionales de octubre dejaron su impronta y nada fue como se pensaba.
Todo estaba preparado para que fuese el año de "Pechi”; sin embargo las elecciones de concejales fueron la primera sorpresa y el gran ganador de esa jornada no iba en ninguna lista. Jorge Sapag había apostado toda su experiencia a una lista de jóvenes candidatos que no tenían todo el aval partidario. Es decir si bien habían salido de una interna, la burocracia partidaria miraba con recelo las chances de una lista que no había sido cocinada entre los principales caciques partidarios. La performance electoral de Junio le dio la razón a Sapag y, Quiroga que pensaba  tener una victoria consagratoria y que lo proyectara comenzó a sentir el rigor del aparato electoral del MPN. Este fue un round para el Movimiento.
El segundo capítulo del año electoral estaba en las PASO –Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias- donde se dirimiría quienes serían los candidatos en las abiertas de octubre. Y aquí es donde vuelve a sentirse lo que es un partido de Estado.
Nadie creyó que dentro del MPN pudiera generarse una corriente crítica de tal naturaleza que le ocasionara una derrota de las proporciones como la que les infligió Guillermo Pereyra. El segundo gran ganador del año. El petrolero generó en la campaña la alternativa a Sapag, pero no la alternativa al MPN. Por el contrario la figura emergente de esas elecciones –Pereyra- no hizo más que acrecentar la leyenda del Movimiento. Esa que desde hace 50 años se viene alimentando en la provincia.

Llegadas las elecciones de octubre  estaba instalada la pelea dentro del Movimiento Popular Neuquino y la contienda secundaria estaba dada por ver quién era el tercer senador, el de la minoría que establece la Constitución Nacional y es aquí donde vuelve a notarse la importancia del partido de gobierno. Es un secreto a gritos que desde el gobierno no se trabajó para Guillermo Pereyra, es más, oficialmente desde la lista azul se anunció públicamente que no iba a movilizarse para el candidato surgido de las PASO. Algo inédito dentro del MPN, al menos que se lo admitiera en público. En esta instancia el gran ganador fue Marcelo Fuentes que llegó a la reelección de su banca cuando ni él mismo sabía si iba a ser candidato unos pocos meses antes. La disputa con Nancy Parrilli dejó heridas que no cauterizan todavía.

El Frente o los de Enfrente

Este año arrancó con la fuerza propia de los previos a la definición de las candidaturas. Pasadas las elecciones de medio término –aquí son las legislativas nacionales-  se empieza a configurar el escenario para las elecciones "que importan”, es decir las que definen la gobernación de la provincia. 
Establecido que lo más importante sucede dentro del oficialismo –no es necesario ningún estudio científico para ello- las dos principales variables a seguir son: si realmente Pereyra va sostener su postulación a la gobernación en 2014, o si Jorge Sapag encuentra el hueco por donde filtrar la posibilidad de su re reelección. A la espera de estos resultados se encuentra Jorge Sobisch, que comenzó a recorrer la provincia como presidente del MPN y con la finalidad institucional de trabajar para recuperar al Movimiento en aquellos municipios donde se ha perdido el gobierno local. Sobisch sabe que mientras camine está vivo y dispuesto a ser el candidato de aquel que no llegue; tiene menos recursos que cualquiera de los dos antes mencionados. Y para ser candidato necesita o del estado o de un aparato que le equipare en recursos para afrontar semejante desafío.
Mientras la mayoría de las cosas pasan dentro del oficialismo, enfrente los intendentes de la oposición caminan, siguen su propio derrotero y construyen lo que puede ser una alternativa al MPN.
Por el lado de Horacio Pechi Quiroga las cosas están más que claras, es número uno de un frente o no es nada. Y con ese criterio trabaja, construye, deja hacer a sus operadores. En la cabeza de Quiroga existen dos elementos fundamentales para sus aspiraciones. El primero de ellos la gestión municipal. Sin una buena gestión municipal no hay candidatura que valga. Es más, no hay sobrevida política. Sabe que si le va mal no tiene ni siquiera la posibilidad de reelección –algo que hoy no desea- ni tampoco la posibilidad de dejar un heredero. 

El segundo elemento forma parte del anclaje central de su estrategia y es la nacionalización del escenario político. Y aquí es vital para Pechi que Sergio Massa llegue con las mejores chances a las presidenciales. Con un escenario político nacionalizado y, con un candidato con chances que tire para arriba, Quiroga cree que instalada ya la tendencia de cambio en el país, él puede ser el receptor de esa voluntad.

Ahora bien, mientras tanto, hay que construir un frente político opositor al MPN y dejar en claro que nunca se tuvo nada que ver con el proyecto K. Ahí comienzan las tribulaciones de todos. Sin excepción, quien esté libre de cargos que tire la primera piedra.

Todos los que pueden ser, léase  Pechi Quiroga, Ramón Rioseco, Javier Bertoldi tiene atrás un aparato municipal que los apoya y les sirve de plataforma de lanzamiento, aunque también los limita. 
Pero la mayor limitante que puede encontrar un frente opositor al Movimiento Popular Neuquino es la tradición del voto mayoritario de la sociedad neuquina, esa que hace décadas elige quedarse con el MPN.
Ahora se verá cómo gestiona el partido oficial la selección de su candidato para el 2015, algo que cuenta además con el atractivo adicional de lo que se viene con el desarrollo de Vaca Muerta y Chihuido.  Los desafíos de la oposición pasan –por ahora- en ponerse de acuerdo en un protocolo de funcionamiento y un método de selección del candidato. El año que se inicia será más corto de lo que se espera, al menos en tiempos políticos.


M.E.G.


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