EDITORIAL

A pasar el invierno

Podrá el MPN superar el umbral político que ha marcado su historia cargada de punteros, aparatos, clientelismo y definir quién o quiénes serán los dirigentes que conduzcan este nuevo proceso histórico. Este interrogante sólo lo pueden responder a priori tres personas, una de ellas es el gobernador Sapag. Un apellido con peso y con historia en la política neuquina. Hoy encabeza una titánica tarea en la defensa de los recursos de la provincia. Plantarse ante sus antiguos socios y hacerles entender que la provincia puede ser un aliado en lugar de un obstáculo en el desarrollo de la política petrolera implica una gran exigencia intelectual y mucha astucia política. Está ante su momento, ese instante al que Jorge Luis Borges inmortalizó en la biografía de Tadeo Isidoro Cruz con aquella frase “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”, de su muñeca dependerá que es lo que realmente mantendrá en su poder la provincia.
domingo, 22 de junio de 2014 · 21:02
Una frase que hizo famosa el legendario dirigente liberal Alvaro Alsogaray (hay que pasar el invierno) sirve de título para esta nota de opinión, y es qué este invierno dará cobijo a muchas decisiones políticas que marcarán a fuego la renovación de dirigentes políticos que tienen entre sus responsabilidades conducir los destinos de la provincia.
 Todo cambia. Y sí nos atenemos a los cambios que se van dando en la escena política a escala mundial podemos enumerar una cantidad de hechos que han marcado el rumbo de la historia contemporánea  y nos atrevemos a afirmar que son cambios civilizatorios. 
Abdicó un Papa, Benedicto XVI; acaba de abdicar un Rey, Juan Carlos I; EE:UU: reeligió a su primer presidente negro, Barack Obama y la principal potencia europea tiene como conductora a una mujer, Angela Merckel; el mundo se prepara para que el liderazgo económico lo ejerza un país "comunista”, la República Popular China. Y a los que vivimos en este rincón del mundo nos toca ser testigos, y en muchos casos protagonistas, de  un cambio singular y formidable en términos económicos; el nuevo paradigma en la explotación el petróleo ubica a Neuquén en una situación única e irrepetible. Convirtiéndola en la vedette del negocio en el mundo.
Es en el precedente contexto donde el partido que gobierna la provincia desde hace medio siglo debe decidir quiénes serán los dirigentes que llevarán adelante los destinos de Neuquén. Parece exagerado, pero no lo es. Hay que estar a la altura de las circunstancias y ese no es un tema menor. Aquí y ahora hay que pensar en esos términos. 
Es esta una instancia cuasi fundacional para la provincia y lo que se va a disputar en las próximos elecciones implica una enorme responsabilidad ciudadana y recae fundamentalmente en quienes llevan adelante los asuntos del Estado. Por tanto el Movimiento Popular Neuquino tendrá sobre sus espaldas una enorme responsabilidad social y política, más allá de lo que estamos habituado los ciudadanos.
Podrá el MPN superar el umbral político que ha marcado su historia cargada de punteros, aparatos, clientelismo y definir quién o quiénes serán los dirigentes que conduzcan este nuevo proceso histórico. 
Este interrogante sólo lo pueden responder a priori tres personas, una de ellas es el gobernador Sapag. Un apellido con peso y con historia en la política neuquina. Hoy encabeza una titánica tarea en la defensa de los recursos de la provincia. Plantarse ante sus antiguos socios y hacerles entender que la provincia puede ser un aliado en lugar de un obstáculo en el desarrollo de la política petrolera implica una gran exigencia intelectual y mucha astucia política. Está ante su momento, ese instante al que Jorge Luis Borges inmortalizó en la biografía de Tadeo Isidoro Cruz con aquella frase "Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”, de su muñeca dependerá que es lo que realmente mantendrá en su poder la provincia.
El segundo hombre en importancia es el ex gobernador Jorge Sobisch, actual presidente del MPN. Un dirigente con peso y  presencia en toda la estructura territorial del Movimiento. Siempre defendió con vehemencia los recursos de la provincia y mantuvo su coherencia frente al kirchnerismo. Ha sido el primero en plantear sus disidencias y marcar la cancha en cuanto a las pretensiones de la pareja de Santa Cruz y su vocación hegemónica. La absolución obtenida en la causa "zona Liberada” le ha infligido nuevos bríos y ha anticipado que de acuerdo a su parecer se debe trabajar para evitar las internas y confluir en una lista única. También se pronunció en favor de la tarea que desarrolla Jorge Sapag en las negociaciones con Nación por la nueva ley de hidrocarburos y dijo que apoyaría a cualquier gobernador sin mirar el color político mientras se trate de defender los intereses de la provincia.
La tercer figura que tiene mucho que decir en este tema es Guillermo Pereyra, sindicalista, senador nacional y hombre formado en el mundo del petróleo, socio sindical y político de Hugo Moyano, juntos forman la dupla más fuerte del sindicalismo argentino, ambos –camioneros y petroleros- pueden paralizar el país con solo ponerse de acuerdo. Pereyra mantiene un triple estatus, defiende los intereses de los trabajadores del petróleo, representa a la provincia en el Senado de la Nación y como ciudadano responde a la disciplina partidaria del MPN. Podríamos resumir diciendo que  responde a los trabajadores, a la provincia y a los afiliados. Ha tratado de mantener es compromiso y ha ratificado que no acordará con quienes no cumplieron con la disciplina partidaria en octubre de 2013 cuando no lo votaron en las elecciones generales tras imponerse en la PASO.
Pereyra quiere ser gobernador y lo planteo claramente desde que se presentó a las PASO. Pero la instancia partidaria que debe resolverse en agosto es un paso intermedio que no puede soslayar. Ese es su dilema, si se aviene a un acuerdo queda emparentado con el gobierno y corre el riesgo de sufrir un desgaste importante ante los votantes. Sí no acuerda puede ser visto como un rupturista -no le preocupa mientras mantenga el feeling con los afiliados- y si apoya a otro candidato corre el riesgo de mandar a un amigo con su plata al casino.
Sobisch lanzó el desafío esta semana al pronunciarse en favor de armar una lista de unidad para la conducción partidaria aunque ya anticipó que en septiembre será candidato a gobernador y comenzará a recorrer la provincia con esa intención. 
Sapag no tiene posibilidad de reelección pero es quien maneja los resortes de poder hoy además de ser quien encabeza las negociaciones con Nación. Sapag y Pereyra tienen sintonía respecto de lo que deben afrontar en defensa de la provincia; pero el destino llevó a que dos viejos aliados se enfrentaran el año pasado y ese estigma permanece clavado, entre ellos la confianza política es una cosa deteriorada. Pero en política nada es irreversible, salvo cuando se trata de una cuestión de egos. Y ahí sí que se juntan pasado, presente y futuro. Todo condensado en un trimestre que promete ser muy caliente a pesar de ser invierno.

 

M.E.G. 



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