EDITORIAL

Los símbolos y la polìtica

El momento histórico que se vive indica que todo lo que se había evitado discutir deberá hacerse ahora, nadie puede con seguridad asegurar que ello acontecerá inmediatamente, pero de hecho, facticamente, el MPN deberá discutir como sigue la historia. Siempre la necesidad de mantener el poder obró como justificativo para postergar las discusiones de fondo. Una fuerza de poder, un partido de Estado tal como se denomina al MPN siempre encuentra en la necesidad de gobernar la principal herramienta para disciplinar a los cuadros internos y seguir adelante, aunque uno y otro gobierno las diferencias conceptuales sean un abismo. Así ha ocurrido siempre, pero entramos en una época tan importante como lo fue la instancia fundacional.
domingo, 8 de junio de 2014 · 12:07

Una semana cargada de simbolismos se vive en la política neuquina. Tal vez sea porque durante estos años se vivieron los tiempos posteriores a la convulsión de los noventa y recién se este ingresando en los primeros pasos de lo que dejará el kirchnerismo. Pero cada época  se puede identificar con nombres de personas y es bien cierto que tanto los gobernadores  Jorge Sapag como Jorge Sobisch llevan la impronta en el orillo. Cada uno a su modo tuvo la responsabilidad de hacer coincidir los intereses de la provincia con el rumbo que ha ido definiendo el gobierno nacional. Y decimos gobierno nacional porque de gobierno federal ha tenido muy poco en ambas épocas.

 Esta semana, a partir de l lunes, cuando comience a ventilarse la denominada causa "zona liberada" que juzga al ex mandatario Jorge Sobisch comenzará a cerrarse uno de los capítulos más intensos y dramáticos de la política neuquina. Tal vez por una cuestión de estrategia los plazos procesales hicieron que se llegue hasta esta instancia donde coincidirá casi con el fin de ciclo del gobernador actual. 

Ambos gobernadores representan parte del presente y del pasado del Movimiento Popular Neuquino y ambos pretenden mostrar proyecciones hacia el futuro; ambos son parte de la vida política y ambos han tenido que posicionarse ante la economía del petróleo. Uno viviendo la privatización de la actividad y el otro encontrándose con la reestatización. 

El momento histórico que se vive indica que todo lo que se había evitado discutir deberá hacerse ahora, nadie puede con seguridad asegurar que ello acontecerá inmediatamente, pero de hecho, facticamente, el MPN deberá discutir como sigue la historia. Siempre la necesidad de mantener el poder obró como justificativo para postergar las discusiones de fondo. Una fuerza de poder, un partido de Estado tal como se denomina al MPN siempre encuentra en la necesidad de gobernar la principal herramienta para disciplinar a los cuadros internos y seguir adelante, aunque uno y otro gobierno las diferencias conceptuales sean un abismo. Así ha ocurrido siempre, pero entramos en una época tan importante como lo fue la instancia fundacional.

Los plazos para la elección interna están en marchas y la fecha definida, en medio ocurren estas cuestiones. Hay que gobernar y responder a las demandas, en el caso de Sapag. Por el lado de Sobisch ya se ha pronunciado a favor de lanzar su candidatura para el 2015 y debe pasar por el tamiz de la justicia. Pero Sobisch ya no es la amenaza que Sapag temía años atrás. La nueva sombra que enfrenta Sapag se llama Guillermo Pereyra y maneja una enorme cantidad de poder precisamente en la actividad que tanto Sobisch como Sapag manejaron desde sus despachos.

La irrupción de Guillermo Pereyra en el escenario político neuquino durante las PASO de 2013 cambio el paradigma de la política neuquina y si bien los resortes tradicionales -el partido y el gobierno- siguen en manos de Jorge Sobisch y de Jorge Sapag, lo que se viene impone una discusión y una reingeniería de poder dentro de del MPN y a eso estamos asistiendo. y no es que nuestros análisis semanales se circunscriban al MPN, lo cierto es que la fuerza que mantiene todas las posibilidades reales de manejo de poder real es el la fuerza dominante desde hace 50 años. 

La oposición

Mientras que la miriada de fuerzas opositoras al MPN trata de mostrarse como una posibilidad de opción de gobierno. Los pasos que han dado tanto Ramón Rioseco como Horacio Quiroga son como ellos mismos. Contradictorios y dominantes. Las formas de actuar políticamente de ambos son egocéntricas, giran en torno de ellos y de sus creencias y aunque hacen el esfuerzo de mostrarse por afuera de sus limites municipales no logra vertebrar un discurso que sea abarcativo de toda la provincia. Esa limitante se nota y por más que lo traten de ocultar por medio del marketing político, la realidad de la sociedad neuquina se encarga de ponerlo en el tapete.

Las declaraciones de Horacio Quiroga  han sido diferentes y convergentes -como le hace decir García Marquez al Bolivar de "El General en su laberinto"- respecto de sus pretensiones a la gobernación y esta semana ha vuelto a desmentir que quiera ser intendente por un nuevo periodo. Lo cierto es que Quiroga tiene el piso asegurado con una buena gestión municipal y tiene un reconocimiento que ningún otro dirigente neuquino tendrá por muchos años como intendente de la ciudad. A Rioseco le sucede lo mismo, pero les toca una época que difícilmente les permite acceder a la gobernación y esto no tiene nada que ver con sus capacidades políticas.

Hace pocos días ha  abdicado Juan Carlos I, el rey de España toda una institución de la transición democrática Española, hace un año renunció Benedicto XVI al Papado, estos hechos nos señalan que nada es eterno cuando llega el cambio de época.   Le tocará alguna vez a Neuquén?

M.E.G.

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