EDITORIAL
Solo una parte
El enorme presupuesto provincial está severamente condicionado por la deuda y el gasto salarial que efectúa el gobierno, las necesidades de asistencia del Tesoro Nacional hace que la autonomía política de la provincia también se vea menguada. El método kirchnerista de domesticación a través del manejo de fondos no es una excepción para Neuquén.
La visita de Daniel Scioli este sábado a Loma Campana más la llegada el próximo lunes de Sergio Massa habla claramente de la importancia que se le confiere al petróleo no convencional, como apuesta de futuro. La necesidad tiene cara de hereje se suele decir para justificar cuando alguien debe hacer algo que no le satisface plenamente.
Los principales candidatos de extracción peronista "bajan” a Neuquén porque quieren saber de qué se trata eso que se llama Vaca Muerta y que puede representar ahorros sustanciales en la importación de energía y a su vez ser el recambio de la patria sojera. Algo que tanto Scioli como Massa conocen por ser políticos del centro del país.
La semana que viene volverá a la zona Mauricio Macri, estará en el Alto Valle rionegrino. Otro político del centro del país que viene a hacer un curso intensivo acerca de la producción de peras y manzanas. Todos ellos han hecho sus carreras en muy pocos kilómetros a la redonda, visitando set de televisión o participando de tertulias radiales. Conocen poco el país real es una buena iniciativa que lo recorran pero sería mejor si estuvieran preparados para gobernarlo. Cuánto pueden conocer ellos de la realidad de regiones tan distantes y disimiles a las realidades singulares de Buenos Aires y Capital Federal.
Así funciona el país. Esa es la deformación centralista que tanto perjudica a las provincias, y en ese debate está metida la provincia de Neuquén, propietaria de los cuantiosos recursos que van a servir para cambiar el paradigma energético de la Argentina. A la hora de discutir la nueva ley de hidrocarburos los neuquinos parecen ser los convidados de piedra, mientras que a la mesa se sientan señores que poco tienen para aportar: una pirinola donde todos sacan y pocos ponen. Ese debate es entre la Argentina extractiva y la Argentina productiva; entre el centro y la periferia; el puerto y el interior; el federalismo y el "ego-centrismo” de una Argentina que lucha desde siempre con esta dicotomía deforme y perniciosa.
Por casa
Algo parecido ocurre en la provincia cuando hablamos de una mega capital y el interior a medio camino de realizarse. Aunque se notan los avances y la presencia del Estado a través de pequeñas obras comunitarias y otras de infraestructura que son claves para el desarrollo. El enorme presupuesto provincial está severamente condicionado por la deuda y el gasto salarial que efectúa el gobierno, las necesidades de asistencia del Tesoro Nacional hace que la autonomía política de la provincia también se vea menguada. El método kirchnerista de domesticación a través del manejo de fondos no es una excepción para Neuquén.
Ante esa limitante se enfrenta Jorge Sapag cuando debe sentarse a discutir la nueva ley de hidrocarburo y le ha costado más de un enfrentamiento con funcionarios y con el propio Miguel Galuccio. Frente a esta instancia decisiva el gobierno neuquino ve como se le escapa una parte importante de la participación en el negocio de los no convencionales.
Ya lo dijo Jorge Sapag en un artículo publicado en nuestro portal: "GyP es complementaria, no competidora de YPF, y para poder lograr el objetivo común de desarrollar los hidrocarburos no convencionales estas empresas no deben pretender ser exclusivas ni monopólicas, ya que necesitamos capitales y tecnología de todo el mundo para concretar este anhelo.
¿Cuáles son hoy nuestras responsabilidades frente a una matriz energética que depende en un 90% del gas y del petróleo? ¿Cuáles son ante la falta y fuga de divisas por importaciones de energía por más de 14.000 millones de dólares? ¿Cuáles son para lograr el autoabastecimiento? ¿Cuáles son para ser elegibles como país de inversión en lugar de México, Argelia, Polonia, Colombia, China y EE.UU., que también tienen yacimientos no convencionales?
Hablar un idioma común entre los tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), generar consensos sociales y políticos, crear un ambiente estable, viable y creíble de inversiones en el campo energético y procurar el desarrollo de fuentes de trabajo diversificadas con una distribución equitativa de la renta del gas y del petróleo entre todos los sectores: Nación, provincias, municipios, trabajadores, empresas operadoras, empresas de servicios y de la sociedad en su conjunto”. Un discurso racional, de cooperación y de consenso como el que plantea Sapag parece no tener cabida en el mundo del "vamos por todo” del kirchnerismo. Ahí está el techo de la sociedad política que Sapag mantuvo todos estos años con el gobierno nacional. En realidad no solo es un tema de Sapag sino de todos los gobernadores que se han constituido en tributistas del poder central con asimétricos resultados. Muchos de ellos terminaron casi fuera del poder o perdiendo las elecciones y con gobiernos anémicos.
De esto también se va a discutir en la interna del MPN. Aunque no lo parezca la discusión subyacente entre las listas de Guillermo Pereyra y Omar Gutíerrez tiene mucho que ver con un modelo político y productivo. Así como Vaca Muerta marca un cambio de paradigma en la explotación petrolera con su incidencia en términos económicos, también traerá un cambio de época en cuanto a lo político. Y el MPN se prepara para probarse el traje.
Los principales candidatos de extracción peronista "bajan” a Neuquén porque quieren saber de qué se trata eso que se llama Vaca Muerta y que puede representar ahorros sustanciales en la importación de energía y a su vez ser el recambio de la patria sojera. Algo que tanto Scioli como Massa conocen por ser políticos del centro del país.
La semana que viene volverá a la zona Mauricio Macri, estará en el Alto Valle rionegrino. Otro político del centro del país que viene a hacer un curso intensivo acerca de la producción de peras y manzanas. Todos ellos han hecho sus carreras en muy pocos kilómetros a la redonda, visitando set de televisión o participando de tertulias radiales. Conocen poco el país real es una buena iniciativa que lo recorran pero sería mejor si estuvieran preparados para gobernarlo. Cuánto pueden conocer ellos de la realidad de regiones tan distantes y disimiles a las realidades singulares de Buenos Aires y Capital Federal.
Así funciona el país. Esa es la deformación centralista que tanto perjudica a las provincias, y en ese debate está metida la provincia de Neuquén, propietaria de los cuantiosos recursos que van a servir para cambiar el paradigma energético de la Argentina. A la hora de discutir la nueva ley de hidrocarburos los neuquinos parecen ser los convidados de piedra, mientras que a la mesa se sientan señores que poco tienen para aportar: una pirinola donde todos sacan y pocos ponen. Ese debate es entre la Argentina extractiva y la Argentina productiva; entre el centro y la periferia; el puerto y el interior; el federalismo y el "ego-centrismo” de una Argentina que lucha desde siempre con esta dicotomía deforme y perniciosa.
Por casa
Algo parecido ocurre en la provincia cuando hablamos de una mega capital y el interior a medio camino de realizarse. Aunque se notan los avances y la presencia del Estado a través de pequeñas obras comunitarias y otras de infraestructura que son claves para el desarrollo. El enorme presupuesto provincial está severamente condicionado por la deuda y el gasto salarial que efectúa el gobierno, las necesidades de asistencia del Tesoro Nacional hace que la autonomía política de la provincia también se vea menguada. El método kirchnerista de domesticación a través del manejo de fondos no es una excepción para Neuquén.
Ante esa limitante se enfrenta Jorge Sapag cuando debe sentarse a discutir la nueva ley de hidrocarburo y le ha costado más de un enfrentamiento con funcionarios y con el propio Miguel Galuccio. Frente a esta instancia decisiva el gobierno neuquino ve como se le escapa una parte importante de la participación en el negocio de los no convencionales.
Ya lo dijo Jorge Sapag en un artículo publicado en nuestro portal: "GyP es complementaria, no competidora de YPF, y para poder lograr el objetivo común de desarrollar los hidrocarburos no convencionales estas empresas no deben pretender ser exclusivas ni monopólicas, ya que necesitamos capitales y tecnología de todo el mundo para concretar este anhelo.
¿Cuáles son hoy nuestras responsabilidades frente a una matriz energética que depende en un 90% del gas y del petróleo? ¿Cuáles son ante la falta y fuga de divisas por importaciones de energía por más de 14.000 millones de dólares? ¿Cuáles son para lograr el autoabastecimiento? ¿Cuáles son para ser elegibles como país de inversión en lugar de México, Argelia, Polonia, Colombia, China y EE.UU., que también tienen yacimientos no convencionales?
Hablar un idioma común entre los tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal), generar consensos sociales y políticos, crear un ambiente estable, viable y creíble de inversiones en el campo energético y procurar el desarrollo de fuentes de trabajo diversificadas con una distribución equitativa de la renta del gas y del petróleo entre todos los sectores: Nación, provincias, municipios, trabajadores, empresas operadoras, empresas de servicios y de la sociedad en su conjunto”. Un discurso racional, de cooperación y de consenso como el que plantea Sapag parece no tener cabida en el mundo del "vamos por todo” del kirchnerismo. Ahí está el techo de la sociedad política que Sapag mantuvo todos estos años con el gobierno nacional. En realidad no solo es un tema de Sapag sino de todos los gobernadores que se han constituido en tributistas del poder central con asimétricos resultados. Muchos de ellos terminaron casi fuera del poder o perdiendo las elecciones y con gobiernos anémicos.
De esto también se va a discutir en la interna del MPN. Aunque no lo parezca la discusión subyacente entre las listas de Guillermo Pereyra y Omar Gutíerrez tiene mucho que ver con un modelo político y productivo. Así como Vaca Muerta marca un cambio de paradigma en la explotación petrolera con su incidencia en términos económicos, también traerá un cambio de época en cuanto a lo político. Y el MPN se prepara para probarse el traje.
M.E.G.