EDITORIAL

Asignatura pendiente

La reforma política será entonces fundamental y debe ir más allá de la mera reforma electoral, del voto electrónico y las variantes que está promoviendo el PRO desde su experiencia en CABA y su variante política de Salta encabezada por Uturbey.
domingo, 27 de diciembre de 2015 · 02:13
El camino que inician los nuevos gobiernos desde el 10 de diciembre pasado está marcado por la necesidad de reformas, entendiendo a estas como el acercamiento a formas de gobierno más transparentes, más eficientes y racionales desde el punto de vista del ejercicio del poder. El agotamiento de una década signada por el personalismo ha dado paso a una nueva época en la gestión del Estado. Desde Cambiemos se propone –o se declama- gobernar desde la ley, pero a poco de andar se han violado algunos de esos propósitos al recurrir a los Decretos de Necesidad y Urgencia para evitar la negociación en el Congreso de la Nación. Esta contradicción ha erosionado la credibilidad del nuevo gobierno que propone la reforma política y las buenas prácticas de gobierno como valores antagónicos a la administración saliente.
Una de las asignaturas pendientes de la democracia argentina es precisamente asumirse como una democracia deficitaria o de baja intensidad, tal como la calificó Guillermo O´Donnell. Este diagnóstico tan preciso del politólogo fallecido hace poco fue efectuado a poco de acontecer la crisis de 2001 y allí ya señalaba las limitaciones de nuestra joven democracia. El cambio de gobierno fue una oportunidad para revitalizar el proceso democrático, la derrota del peronismo en la provincia de Buenos Aires tras 28 de gobierno ininterrumpido mostró el poder del voto de los ciudadanos al desalojar del poder al aparato político más imponente que existe en las democracias occidentales. Ese hecho por sí solo demuestra la fuerza de cambio que tuvo la expresión en las urnas. Ahora resta que el gobierno naciente las cimente en la práctica y en las transformaciones.  
Las posiciones políticas mayoritarias están bien claras, con posturas bien antagónicas. Del lado del gobierno está el desafío de llevar adelante los cambios y las modificaciones en el terreno económico que promuevan las condiciones del crecimiento económico y la generación de empleo. Mientras que el peronismo se ha quedado con la bandera del mercado interno y la defensa de los "incluidos” durante la década kirchnerista. Para ser precisos es el grupo de peronistas que dejó el gobierno quienes mantienen esa posición, entre los gobernadores y los dirigentes que estuvieron alejados del kirchnerismo la idea es otra y buscan posicionarse como nuevos referentes para el gobierno de Cambiemos. La interna del peronismo para definir quien lo lidera juega a favor del gobierno, pero el reloj corre y los aciertos en la gestión serán fundamentales para consolidar a un gobierno que tiene una ajustada mayoría política y social.
La reforma política será entonces fundamental y debe ir más allá de la mera reforma electoral, del voto electrónico y las variantes que está promoviendo el PRO desde su experiencia en CABA y su variante política de Salta encabezada por Uturbey.

Los "problemas” neuquinos

 Cuando uno repasa los últimos discursos de Jorge Sapag puede observar que los indicadores económicos de la provincia son marcadamente positivos. Tanto en niveles de consumo, construcción, crecimiento poblacional, inversiones, expectativas de la economía y la refundación en el área hidrocarburifera las noticias han sido buenas y la proyección permite mantener ese optimismo. ¿De dónde provienen entonces las luces de alarma? 
Las miradas están puestas en el Estado, en sus gastos y en su dimensión. Los problemas financieros que está atravesando la provincia tiene que ver con esto y esa es una de las preocupaciones del gobierno de Omar Gutierrez, como volver a la normalidad. Sin duda que buena parte de la solución está en manos de las decisiones que tome el gobierno nacional y para eso es fundamental mantener las relaciones políticas que hasta ahora son impecables.
La decisión de Mauricio Macri de alimentar el dialogo y el ida y vuelta con los gobernadores es una gran oportunidad para los mandatarios provinciales, la excelente relación de Omar Gutiérrez con el ministro del Interior Rogelio Frigerio potencia estas expectativas para adelante. La provincia es acreedora de cifras importantes para su equilibrio financiero y hasta ahora da toda la impresión que las intenciones del gobierno nacional de cumplir esos compromisos, a cambio la provincia también ha enviado gestos políticos La reforma política es una de esas decisiones que tiene más intención de alineamiento  y seña política que de convicción. El Movimiento Popular Neuquino tiene muchos años de experiencia de poder, de hecho podría dar lecciones a Macri o a cualquier otra figura con su curriculum. No es la intención. Hasta ahora se lo ve muy cómodo a Gutiérrez en la relación desarrollada con el nuevo presidente. Cauto y expectante se lo nota firme y decidido en sus primeras semanas de gobierno. Hay una agenda de continuidad y una agenda de cambio en el gobierno de la provincia; la primera tiene que ver con las urgencias y las necesidades, la segunda está vinculada a lo que será su gobierno y su nuevo esquema de poder.  
Para ambas apela a su condición de hombre de partido y de gobierno, preside el MPN y tiene probada experiencia en el burocracia estatal, conoce desde el empleado más remoto hasta el más encumbrado y suele sostener que si cada estatal se pone la camiseta del gobierno cuenta con un ejército de 55 mil neuquinos para transformar la provincia.
M.E.G.






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