Editorial

Se alinean los planetas

La democracia late en cada argentino, sin preguntarse a quien debe subordinarse. La patria somos todos y sin democracia no hay patria posible.
sábado, 26 de marzo de 2016 · 15:51
La persistencia de la grieta no menguó ni con los gestos de Barak Obama con la intención de esbozar una autocrítica a la política de derechos humanos en el cono sur durante la última dictadura.
La bronca, el resentimiento, la mirada desconfiada forman parte de ese manojo de sentimientos anti norteamericano que una parte de la sociedad argentina volvió a exponer durante la visita del Presidente norteamericano a nuestro país. Otra vez la trampa tendida por los aliados que formaron parte del modelo que gobernó hasta el 10 de diciembre.
Una vez más afloró la dicotomía:  o  no estas  con la visita de Obama o si no, es porque  estas con la dictadura de la década del ’70,  así de infantil y de pueril resultaron algunos planteos formulados por los aliados, a la par de que se  dedicaron a apropiarse de la recordación de los 40 años del golpe. 
Parece que en este país los dueños del dolor y de los derechos humanos fueran únicamente los adoradores del relato kirchnerista. El resto de los argentinos, por más que estos lo ignoren, tiene una visión de lo que pasó y de cómo se llegó a  los hechos que desataron la bestialidad de la dictadura militar. Hay una visión más ecuánime que la visión del relato. Una visión que repudia a la dictadura, que respeta a los muertos y que no desea vivir nunca más al margen de la ley y la constitución.
Hemos llegado a estos 33 años de continuidad democrática con el enorme aporte de todos los argentinos, con momentos críticos y trágicos en estas tres décadas, pero con la conciencia clara de que la democracia es una garantía para todos los ciudadanos más allá de sus falencias expuestas en carne viva y a la vista de todos. La democracia late en cada argentino, sin preguntarse a quien debe subordinarse. La patria somos todos y sin democracia no hay patria posible.
Los réditos de  la visita del presidente de EE.UU. no deben medirse en términos electorales. Sin dudas que la mayoría de los argentinos vieron favorablemente la llegada al país de Barak Obama y que los medios cercanos al gobierno de Macri reflejaron con  un favoritismo que no tenían con Cristina Fernández pero, separando la paja del trigo, quedó clara que la comitiva estadounidense vino con avidez de conocer cuál es la profundidad de la decisión del gobierno de Cambiemos de integrarse al mundo.
Tener que explicar la importancia de mantener buenas relaciones con la principal potencia de occidente resulta hasta estúpido pero, en una sociedad como la argentina actual termina siendo un ejercicio de ratificación de la racionalidad política. Algo que en los últimos años de gobierno kirchnerista solo abundaba fuera de esa cofradía de exaltadores del modelo. La lógica K ha comenzado a retirarse de la escena estatal y se ha volcado a la calle donde aun mantiene viva la llama de la exaltación cristinista. 

Con la visita de Obama y la conmemoración de los 40 años del golpe militar otra vez se pudo apreciar como esta de polarizada la Argentina.

Por casa

La semana política en la provincia también estuvo acotada a la expectativa generada por la visita del presidente norteamericano y ya de por sí acortada por el feriado. La buena noticia estuvo dada por la normalización de las clases tras el acuerdo con Aten. El acuerdo con los gremios estatales deja pendiente la actualización del salario policial y podría decirse que es uno de los frentes sensibles para acometer en las próximas semanas.
Por el lado del petróleo las cuestiones importantes están en plena ebullición, sin definición en los reemplazos de las primeras líneas de la compañía estatal YPF y con la fijación del precio del gas como zanahoria por delante se viven estas horas de readecuación producidas por los precios en el mercado internacional. El impacto de los PPC  -Procedimientos Preventivos de Crisis- se nota en el bolsillo de los trabajadores y en el sindicato lo prefieren como el mal menor. El comercio local acusa recibo por la baja del consumo y aunque los precios se mantienen al ritmo loco de la mejor época del auge del fracking, los analistas estiman que habrá mayor contracción del consumo hacia mediados del año.

El escenario petrolero no es el mismo de hace un año, pero sigue siendo pujante comparado con otras actividades económicas, por mencionar solo un ejemplo, miremos como está la economía de la fruta. 

El reparto

Fuera de lo económico y apuntando a la político en el ámbito de la energía esta semana que comienza será decisiva en cuanto a novedades respecto a los cambios en YPF y al reparto de poder que este hecho genere, se verá como es la nueva pirámide. En este esquema hay que ver con cuanto se queda el gobernador Omar Gutiérrez, cuanto suma Guillermo Pereyra y cuanto resigna el ministro Aranguren, en este nuevo damero generado a partir de la salida de Miguel Galuccio.

 

M.E.G.



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