EDITORIAL
Política como en el tango: hoy un juramento, mañana una traición
Momento importante en el MPN; con necesidad de definiciones y de preparar campaña para las elecciones. La inestabilidad de Cambiemos, y los avatares mezclados del Frente para la Victoria.En la provincia hay sequía y escasez de agua. Los ríos están contaminados. El petróleo y el gas, en veremos, con expectativas pero sin seguridades. El Estado financia su déficit, con la sola pretensión de alejar vencimientos y diferir ahogos inconvenientes. No es, evidentemente, una situación cómoda la del principio del año electoral. Digamos que afloja cualquier intento de permanecer cerradamente optimista. Sin embargo, la política es tan anticlimática, que tanto el MPN como Cambiemos están montados en el ágil potro de la confianza, y reparten sonrisas animosas por doquier. Eso, mientras se mascullan miserias y se preparan traiciones.
Hay sorda tensión en el MPN, detrás de cada sonrisa optimista. Es una puja que en buena medida deberá resolverse este año, y antes de las elecciones, aunque estas serán en definitiva, con el resultado que se obtenga, el catalizador necesario para comenzar a definir de una buena vez por todas algún sesgo de liderazgo, sea grupal, individual, directo o indirecto. El partido de la larga permanencia en el poder no admite largos períodos de indefinición. En definitiva, es como una empresa: necesita de patrón y de empleado. Una mecánica vertical y de subordinación, aunque se haga en un contexto de amplitud, libertad, y reparto de beneficios.
La semana que pasó fue de profunda introspección. ¿Qué fue del gobernador y del vice,, mientras parte del Gabinete, focalizado en Alejandro Nicola, y otros referentes, como Osvaldo Llancafilo, ponían la cara para enfrentar la contingencia de ríos contaminados e intercambiar espacios de ocupación retórica de la realidad ante la filosa lengua de Horacio Quiroga y sus clones políticos, como Juan Monteiro, José Luis Artaza o Francisco Sánchez?.
Omar Gutiérrez estuvo en Madrid, España, en la FITUR, la feria internacional de turismo. Fue una especie de retiro espiritual productivo, con el ministro más macrista del Gabinete al lado, el dueño de la cartera de Producción y Turismo, José Brillo. Allí protagonizó Gutiérrez movidas prometedoras, algunas de la cuales podrían tomar más entidad cuando el presidente Macri se instale en Madrid, en febrero, también apuntándole al turismo y a las promesas españolas, motivadas por la alegría de haber superado la década kirchnerista, en donde los ibéricos se sintieron desplazados de la clásica buena relación con Argentina, tras los sucesivos traspiés de Iberia, Repsol, y otros gigantes que fueron "maltratados”, según se piensa allí.
Rolando Figueroa, asumido gobernador sin alharaca alguna, se "internó” en el norte, territorio amigable para sus aspiraciones políticas, y anduvo visitando gente y repartiendo sonrisas y gestiones, y hasta llevando velas en la fiesta de San Sebastián. Es una "metodología de trabajo”, se afirma entre sus exégetas, que combina intensidad con distancia. El vice sabe que la oportunidad es única, irrepetible, pero no quiere jugar con ansiedad, aunque a veces parece tentado a acortar el camino.
Gutiérrez y Figueroa volverán a verse, se presume, esta semana. Su último encuentro no fue muy amistoso, dicen quienes los vieron discutir en Aluminé. Pero tal vez sea esto parte de la "nueva política”, inclinada a esconder menos, propicia a las puertas abiertas y a hacer catarsis sin tanto escándalo.
Lo cierto es que el MPN comienza a definir cómo será esta aventura de concentrarse en la capital neuquina buscando vencer al inestable Cambiemos que lidera, al menos desde lo formal, el inquieto intendente Horacio Quiroga, quien –hay que decirlo- ya empezó la campaña, con profusión de actos de gobierno en plena temporada estival, todos vinculados a la obra pública. Su último anuncio fue que construirá estacionamientos volando el morro de una barda, allí en la rotonda de la Legislatura, donde confluye su obra emblemática –el corredor ensanchado- con el "regalo” a la ciudad que hará el gobierno provincial, el paseo costero que unirá ese punto con los puentes carreteros, bordeando el río Neuquén.
La actualidad del Cambiemos neuquino es inestable porque persisten, y se agrandan, algunas diferencias nacidas de la mutua desconfianza entre el conglomerado quiroguista y los representantes locales del PRO. Es un fenómeno paralelo a lo que ocurre en el MPN, y que distingue este momento que sigue siendo de transición entre la década kirchnerista y el inicio de una era todavía no determinada (no se sabe si será corta o larga) con Macri como emblema de otra manera de ver la Argentina, tanto desde la ideología como desde la política práctica.
Esta realidad de reacomodamientos atraviesa por igual a todas las organizaciones. También afecta al Frente para la Victoria, que juega sin tener certeza de quiénes serán sus aliados este año en Neuquén, coqueteando con la posibilidad de que Ramón Rioseco termine con la pies nuevamente dentro del plato, aun compitiendo con Darío Martínez, el referente con más posibilidades de competir por bancas en el Congreso. Pues el peronismo no puede apostar muchas fichas en la elección capitalina, y es posible que –como Rioseco- se concentre en los comicios nacionales. Es el nicho que les queda, pues la pelea por la capital se concentra en el MPN y Cambiemos.
Así, la coyuntura se referencia metafóricamente en aquel tango-vals escrito por el fenomenal poeta Alfredo Lepera, junto a Mario Batistella, para que lo cantara Gardel, quien le puso la música con el silbido, pues era analfabeto en notas musicales. Lo llamaron "Amores de estudiantes”, y comienza diciendo: "hoy un juramento/mañana una traición/ amores de estudiantes/ flores de un día son”.
En política, esto es frecuente, la sonrisa de hoy es la traición de mañana.
Rubén Boggi