EDITORIAL

Lo que vendrá después del 22

Muchos temas de campaña quedarán como anécdotas, y serán reemplazados por otros más candentes y apropiados para la coyuntura. Reunión clave, el 27 con Macri en Olivos.
sábado, 14 de octubre de 2017 · 20:34

Resulta casi obvio suponer que el 23 de este mes, buena parte de los temas polémicos que parecían ser de vida o muerte, pasarán a ser anécdotas de una campaña electoral, y otros, tal vez más relevantes o simplemente más concretos y aptos para la coyuntura real del país, los reemplazarán. Es muy posible que así sea porque la construcción temática de la campaña se ha focalizado en miedos o al menos inquietudes que despierta el estilo y el concepto del gobierno de Mauricio Macri, ciertamente contrastante con la forma que predominó durante 12 años.

Neuquén, o por lo menos el gobierno de Omar Gutiérrez, se prepara para ese momento, tan cercano en el tiempo, conciente de que ha vivido una campaña muy forzada, muy impuesta para la ocasión, pero tan poco realista como creíble. Los pensamientos del MPN oficialista se orientan ya hacia el 27 de este mes, el día marcado por la obsesión macrista para consolidar el gobierno, el día en que pretende reunir a todos los gobernadores en Olivos.

Se busca hacerlo, ya con resultado puesto de las elecciones, con una puesta en escena apropiada, y el gran tema de una reforma tributaria integral que apunte de paso a una coparticipación de impuestos que Macri considera debe ser modernizada, refundada, sobre la base de aquella inicial surgida de los albores de la nueva democracia argentina, con Raúl Alfonsín tratando de manejar el timón de una economía tan dependiente de la política que se le escurrió entre los dedos.

Así como Cambiemos ya piensa en refundar en Neuquén la candidatura de Horacio Quiroga para el 2019, afirmada en el podio presunto del 22 de octubre, el MPN piensa en refundar su hegemonía, sobre la base de un Estado levemente saneado, con progresismos en la vestimenta, y para eso necesita transitar 2018 con la plena vigencia de una relación armoniosa con el gobierno de Macri. El año próximo es clave, pues es el período en el que el gas "nuevo” (de pozos recién inaugurados) se pagará a 7,50 dólares el millón de BTU, uno de los mejores precios del mundo, y tanto Gutiérrez, como la expresión concreta del pragmatismo emepenista en el desarrollo de Vaca Muerta, que es el senador Guillermo Pereyra, esperan y pronostican una pequeña revolución de inversiones y fuentes de trabajo en ascenso, además de crecimiento en las regalías, y mayor recaudación impositiva.

Así, mientras Pereyra disertaba en el coloquio de IDEA que se hizo en Mar del Plata, con la flor y nata empresarial argentina, la presencia del propio Macri, y una inédita cantidad de asistentes sindicalistas, para asegurar que no habrá reforma laboral en el país ("hemos aprendido”, dijo el legislador gremialista) sino en todo caso modernizaciones sectoriales para ganar en competitividad y productividad; Gutiérrez recorría buena parte de la provincia dando muestras concretas de que el "modelo” emepenista está vigente, y refugia su poderío en los hechos más que en las palabras.

Mientras Gutiérrez andaba en esos menesteres de inauguraciones, anuncios de obras, y concretización de proyectos, pasó por la capital neuquina –el distrito que marca la diferencia electoral, cada vez más acentuada- el jefe del gabinete macrista y niño mimado de la "nueva” política, Marcos Peña. El "pibe de oro” dio lecciones de sencillez en las respuestas que un coro de periodistas de variado enfoque hizo, en una conferencia de prensa organizada en el hotel Tower. Se ocupó, sobre todo, de desestimar lo que ese mismo día había sido motivo de escarnio en movilizaciones sindicales-estatales hechas a la medida opositora, la "amenaza” contra la caja de jubilaciones estatal, mal denominada de las "jubilaciones neuquinas”, ya que ese régimen solo contempla a los empleados del Estado, y quedan fuera de él miles de trabajadores de la actividad privada. Peña solo tuvo que decir que aunque el gobierno de Macri quisiera, no podría cambiar nada sin la venia provincial. Es una verdad de Perogrullo, pero que increíblemente fue distorsionada, tanto por los candidatos del MPN como los de Unidad Ciudadana (kirchnerismo) para pintar un cuadro en el que el ogro nacional clavaba su espada en la tierna carne provinciana.

El MPN ha parecido condicionado por su propia condición de oficialismo en los temas sociales, y esto se ha notado en la campaña. Tal vez por eso (la pobreza, la desigualdad, el atraso en vastos sectores capitalinos) no exploró esa veta que ciertamente rendiría en otras circunstancias. Tampoco lo ha hecho Cambiemos, sometido en la última semana a presiones inéditas desde lo social, que incluyeron una teatral toma de parte de mujeres ex contratadas de la planta baja del Municipio, con advertencias de bonzo incluido. La aprovecharon, a medias, el riosequismo y el kirchnerismo, que siguen peleando a brazo partido, como buenos ex socios.

En la última semana, poco es lo que podrá lograrse para cambiar lo que parece ya establecido como tendencia. Los comicios neuquinos volverán a mostrar una gran concentración de votos entre tres o cuatro fuerzas. Solo tres conseguirían meter diputados nacionales. En el Deliberante, no parece que puedan meter concejales más de cuatro fuerzas; y es posible que el oficialismo municipal consiga reforzar su representación en ese parlamento, en el que siempre ha estado en minoría.

Así las cosas, la expectativa por lo que viene se acrecienta, y el foco se corre hacia esa reunión de Macri con los gobernadores. Tal vez, llegue el momento en que la política se concentre más en sí misma, en su rol transformador, y deje de coquetear todo el día con apocalipsis judiciales y discursos tras las rejas.

Rubén Boggi

 

 

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