DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

Cruje el Frente de Todos con interna dura en Vaca Muerta

Se cuestionó el recambio del gremio petrolero, y esto incendió una mecha con repercusiones muy fuertes.
sábado, 20 de noviembre de 2021 · 20:30

Una de las singularidades de las elecciones del 14 en Neuquén pasó por el sindicato petrolero y el distrito de Rincón de los Sauces, en el que tiene decisiva influencia este gremio; por lo que no sorprende que el primer impacto poselectoral haya pasado por el mismo campo, y detonado entre el sindicato de Rucci y Pereyra y algunos referentes del Frente de Todos. El tema se relacionó con las elecciones gremiales que encumbraron a Rucci como sucesor de Pereyra, pero reconoce un espectro más amplio, y evidencia, de alguna manera, la tormenta que anidó en el kirchnerismo tras el mal resultado en las urnas.

Rucci y Pereyra señalaron a los senadores Oscar Parrilli y Silvia Sapag como los “culpables” de poner en duda el resultado de los comicios del sindicato. No precisaron detalles, pero hablaron de maniobras políticas que pretenden inmiscuirse en la vida interna del gremio. Sugestivamente, fue el gobernador Omar Gutiérrez quien instaló en un nivel más alto esa discusión, esa confrontación con identidades fulgurantes. El mandatario neuquino salió a defender enfáticamente el proceso electoral del sindicato y su resultado, a contramano del cuestionamiento recibido.

En el gobierno no tienen mayores dudas de que ha eclosionado una interna feroz en el seno del Frente de Todos; una interna que no es nueva, pero que se ha actualizado, y que tiene como referentes, de un lado, al propio Parrilli y a Ramón Rioseco, constituyéndose en el sector ultra cristinista en Neuquén, y, del otro, al secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, y la flamante diputada nacional electa, Tanya Bertoldi, ubicados, se dice, en una posición más cercana, fundamentalmente, al ministro de Economía, Martín Guzmán, y, por ende, al presidente Alberto Fernández.

En las elecciones nacionales, el sindicato de Rucci-Pereyra jugó dándole una manito a Darío Martínez. Fue una maniobra que jamás se admitirá, pero que se hizo, con el conocimiento pleno de quienes arman la estrategia grande del MPN. Martínez consiguió su propósito, que era sostener la banca en manos del Frente de Todos, la banca que había sido suya hasta que fue designado en Energía. De paso, afirmó su prédica dirigente en el Peronismo vernáculo, siempre en litigio con el parrillismo: esto es así desde hace por lo menos tres décadas. El proceso de Parrilli-antiParrilli en Neuquén antecede al propio Darío Martínez y su influencia y desarrollo.

Por supuesto que la situación política y estos menesteres atraviesan la máxima turbina productora de dólares en Neuquén, Vaca Muerta, cuyos yacimientos ya producen 229 mil barriles diarios de petróleo. Las regalías de ese petróleo lograron acomodar rápidamente las cuentas públicas de la provincia, y ahora, en este contexto, se enfrenta el debate por la vapuleada “ley petrolera”. Allí todos quieren meter la mano, y el MPN está con su cimitarra pronto a cortar cualquiera extremidad que haga lo que se considere indebido para sus intereses sacrosantos.

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