El porqué de las frustraciones y desánimos en el camino a las urnas

El fervor de las campañas y la exigencia de la diaria -muy complicada por el proceso inflacionario- impiden muchas veces parar la pelota frente a una realidad plena de frustraciones, que hace que el tiempo de cada uno (seguramente lo más valioso que se tiene) se escape como agua entre las manos.

En fin, el Estado nacional, provincial o municipal tiene la obligación indelegable de garantizarles a los ciudadanos los servicios básicos de Educación, Salud y Seguridad con las particularidades del caso. Pero no siempre lo hace, muchas menos eficientemente.

Dichos servicios se financian con los impuestos que deberían alcanzar; entre otras cosas, porque la Argentina es uno de los países con mayor carga tributaria del mundo, y porque quienes ejercen cargos de conducción no resisten la tentación de generar nuevos tributos o tasas para seguir financiar un estado cada vez más grande y gastador, muchas veces con el argumento de que son temporarios, pero que luego se trasforman en eternos.

En materia de Salud pública las prestaciones son ineficientes. No es una cuestión de capacidad de los equipos profesionales, sino de deficiencias edilicias, escasez de insumos -también de personal- y de faltas de respuestas y organización. El simple hecho de tramitar y conseguir un turno para los consultorios externos puede decantar en un calvario.

Los ciudadanos pagan impuestos, pero las falencias del sistema público llevan a que aquellos que pueden recalen en la medicina prepaga, con el único fin de garantizarse la atención. Salvando las distancias, con la seguridad sucede algo similar: ante la ausencia de sistemas de prevención efectivos, aquellos que pueden terminan pagando seguridad privada en los edificios, sistemas de alarma o de alerta vecinal en los barrios abiertos y hasta vigilancia privada con garitas y todo en los barrios cerrados.

Aquellos que pueden guardan sus automóviles en cocheras, y aquellos que no pueden buscan estrategias para evitar eventuales asaltos y se arman de paciencia para el turno en los consultorios externos, a los que quizás lleguen con sobredosis de analgésicos para mitigar el dolor.

No obstante, el mayor acto de hipocresía nacional es tal vez el que observa en el sistema de Educación. Desde el Estado se pregona la mentada igualdad de oportunidades; pero se sabe que esa realidad no existe y que aquellos que pueden, confían la formación de sus niños y niñas al sistema privado. Las inversiones en el sistema público son fuertes; pero hay infinidad de factores que llevan a que el resultado sea un soberano aplazo.

Entonces cuando alguien se pregunta por qué buena parte de los ciudadanos descree de la política y por qué los políticos tienen cada vez peor imagen, la respuesta es sencilla, aunque se intente disfrazarla: por la deficiente prestación de los servicios básicos e indispensables por los que -no está de más admitirlo- se reclama poco y nada.

Hay quienes evalúan que el nivel de hartazgo generalizado se aproxima a un límite y advierten sobre los cambios abruptos que se avizoran a nivel nacional, con la creciente imagen negativa de los inquilinos de la Casa Rosada, como telón de fondo ¿Y por estos pagos? A nivel provincial pasan cosas originales; alianzas sin precedentes y proyecciones raras rumbo a un escenario electoral que -se da por acreditado- se dirimirá principalmente entre dos referentes del MPN, uno oficial y otro que irá por fuera de la estructura partidaria.

Estos días han encontrado al vicegobernador y candidato a gobernador, Marcos Koopmann con una nutrida agenda, tanto legislativa como de campaña. En la Cámara logró consensos con las distintas fuerzas en proyectos que había tomado como bandera para convertirlos en ley este año.

Ejemplo de ello, la Ley de Empleo Joven que se sancionó en la semana, luego de siete meses de intenso trabajo legislativo.

Koopmann espera coronar noviembre con la implementación del boleto estudiantil gratuito, que ya tiene amplio consenso en todos los bloques y que empezará a regir en 2023.

En materia de política partidaria, el candidato del MPN les dio (y les dará) continuidad a las recorridas y reuniones. La semana próxima estará en Plaza Huincul junto al gobernador Omar Gutiérrez y también desplegará una agenda de actividades a desarrollar aquí, en la ciudad capital.

Por su parte, el diputado nacional Rolando Figueroa se reunió con referentes de la expresión local de Juntos por el Cambio (JxC), para intercambiar visiones sobre la provincia de Neuquén en relación a la situación social, económica y estructural. Eso es lo que se dijo oficialmente, pero hay más: trabajan en la eventual conformación de un frente electoral. “Debemos pensar en un proyecto verdaderamente neuquino”, dijeron desde JxC.

En los últimos días, Figueroa recorrió localidades (entre ellas, Vista Alegre y Plaza Huincul); presentó un proyecto para declarar la emergencia económica, productiva, financiera y social para la cadena de producción de peras, manzanas y uvas de Neuquén y Río Negro; y se despachó con frases fuertes: “Tenemos una provincia rica donde nos golpea casi un 38% de pobreza”, acusó.

A nivel oposición se advierte, en Neuquén, cierta desorganización producto tal vez de una falta de liderazgo que, al parecer, buscan suplirla con una sociedad con Figueroa, situación que aplica tanto a JxC como al Frente de Todos (FdT).

Mientras eso sucede, proliferan las campañas sucias, las mentiras y los sitios con pretendida imagen de medio, pero con el evidente fin de engañar a la sociedad, sea desde el oficialismo o desde la oposición.

En medio de ese panorama hay un sector de la política nacional, provincial o municipal que, llevado tal vez por un instinto de supervivencia, se esfuerza para convencer que la política es sólo para unos pocos elegidos ¡Falso! Cualquier ciudadano desde su lugar puede hacer política y aportar su granito de arena, en busca de una sociedad más justa y con servicios eficientes. Son parte de esas mayorías silenciosas que cada cuatro años se expresan para dar continuidad o intentar cambiar aquello que consideran está mal. A nivel nacional la tendencia parece medianamente nítida, a nivel regional impera el misterio.