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Martes 21 de Octubre, Neuquén, Argentina
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El caso Semeñenko revela la importancia de la tecnología anti-crimen

Las cámaras fueron determinantes para ubicar al asesino. ¿Qué pasó con la búsqueda de Azul?

Martes, 21 de octubre de 2025 a las 12:56
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La fiscal María Guadalupe Inaudi ha dejado en claro, entre otras cosas, que el asesinato de Azul Semeñenko, empleada estatal, mujer trans, está esencialmente esclarecido; y, que tal circunstancia, fue posible, en buena medida, por el seguimiento y búsqueda que se hizo con el sistema de cámaras públicas y privadas, combinado, que tiene la ciudad de Neuquén. En las grabaciones de esas cámaras se observa a Azul subiendo a la camioneta de su asesino, Roberto Sánchez, 59 años. También se encontró evidencia grabada de a dónde fue esa camioneta; del lugar en el que ambos, víctima y victimario, estuvieron; e incluso de cómo el asesino desechó el cuerpo, en el mismo vehículo en el que, pocas horas antes, habían estado ambos, en pleno centro capitalino, en la zona de calle Félix San Martín y Santa Cruz, a pocos metros de la transitada avenida Mosconi.

Es evidente que las pruebas recolectadas en pocas horas son suficientes para la acusación; y, que, tal vez, no sean necesarios los cuatro meses que se dispusieron para completar la investigación, sino que se pueda terminar antes. Se torna evidente también la importancia de la tecnología aplicada a la investigación criminal, pues las cámaras de vigilancia aportaron pruebas fundamentales. Está muy bien esto, se confirma que dotar la ciudad de esa vigilancia, sirve. Lo que todavía no está claro es si el sistema se utiliza en toda su posibilidad.

Esto es así porque, así como las cámaras evidencian el momento clave de lo que después sería el crimen, cuando víctima y victimario son ubicados en la misma escena callejera, también significa que esa prueba estuvo disponible mucho tiempo antes, cuando todavía se buscaba a Azul Semeñenko, sin saber qué había pasado con ella. 

Sin embargo, Azul no fue detectada en esas imágenes, ningún investigador las vio. El cadáver de Azul fue encontrado por obra y gracia de la casualidad. Ninguna pista ni rumbo se había fijado con anterioridad a ese macabro hallazgo, todo sucedió después, y, hay que reafirmarlo, fue rápido y efectivo. Al mismo tiempo, queda la incógnita de esa cámara que ubica a Azul Semeñenko y al vehículo de Roberto Sánchez, en una zona céntrica, y que muestra cómo Azul, tras un breve diálogo, sube al vehículo que la llevaría a la muerte, sin oposición, sin ser forzada a hacerlo.

Nadie vio esto  mientras se buscaba a Semeñenko ¿Tendrá que ver con una limitación impuesta al uso de las cámaras? Esa limitación, con argumentación ideológica discutible, implica que las cámaras no serán usadas para identificar personas, es decir, que no tienen incorporada la posibilidad de detectar identidades con un seguimiento de Inteligencia Artificial que está disponible técnicamente desde hace mucho tiempo.

Hay mucho para debatir y avanzar en materia de leyes contra el crimen en Argentina. Tal vez este caso neuquino, terrible, impactante, pueda servir para aportar elementos de razón concreta, práctica, más allá de los prejuicios ideológicos que todavía forman parte de una cultura dominante en los últimos 20 años.

 

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