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Domingo 17 de Agosto, Neuquén, Argentina
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La cumbre Trump-Putin selló la derrota de Zelenski

La cumbre de Alaska dejó a Zelenski sin opciones. El presidente ucraniano deberá resignarse a perder territorio a cambio de alguna garantía de seguridad a futuro.

Domingo, 17 de agosto de 2025 a las 10:17
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Trump y Putin buscan definir el futuro de Ucrania
Zelenski volverá al Salón Oval en la Casa Blanaca donde hace poco fue humillado por Trump
La Cumbre de Alsaka puede convertirse en el principio del fin de la guerra entre Ucrania y Rusia
Zelenski se queda sin opciones: deberá ceder territorio
Trump y Putin se mostraron muy cercanos
Putin fue el gran ganador de la Cumbre de Alaska

El principal derrotado de la cumbre de Alaska tiene nombre y apellido: Volodimir Zelenski. Donald Trump, al sacar del aislamiento internacional a Vladimir Putin y mostrarse como un socio del ruso ante los ojos de todo el mundo, volvió a dejarlo a la intemperie, casi sin opciones.

Sin posibilidades materiales de revertir en el campo de batalla la situación actual, el líder ucraniano deberá resignarse a perder parte de su territorio. Por eso, lo único a lo que puede aspirar es imponer una sólida garantía de seguridad para el futuro de su país, para no volver a quedar a merced de los impulsos expansionistas de Putin o de cualquier otro líder ruso. También sería una garantía muy bien recibida por Europa. En cualquier acuerdo debería quedar claro que, ante otra nueva agresión rusa y ataque a su soberanía, Europa, o alguno de sus países más importantes, podrá intervenir. Algo así como adherir al artículo 5 de la OTAN sin ser miembro. No se trataría de un logro menor.

Zelenski tampoco tiene muchas motivaciones para seguir en esta situación. Será difícil que pueda, según dicen los especialistas militares, contener y retrasar el avance ruso que desde hace meses es tan lento como constante. Para cambiar ese escenario necesita un involucramiento mayor, tanto económico, militar como político, que sus leales socios europeos y Trump no le darían. Los primeros porque no pueden, y Trump porque no quiere. Hoy, con Trump en la Casa Blanca y con sus socios europeos todavía impotentes militar y diplomáticamente, está claro que no va a poder recuperar el territorio perdido. Un acuerdo de seguridad es lo máximo que podrá obtener.

Putin cosechó fracasos, pero jamás perdió el control de la agenda

Putin, después de fracasar estrepitosamente en su objetivo inicial de quedarse con Kiev y, de mínima, sacar a Zelenski y establecer un gobierno prorruso desde Moscú, se quedó con un poco más de un 10 por ciento de territorio ucraniano y hoy sus tropas controlan la situación sobre el terreno. Eso le alcanza para, como quedó demostrado en la cumbre de Alaska, posicionarse como el actor que hoy marca la agenda: Trump no pudo sacarle ni siquiera un cese del fuego temporal.

Sin embargo, en el balance geopolítico le fue mal: con su invasión hizo que Europa, aun con dudas, se amalgamara detrás de Ucrania, además de cortar su dependencia energética de Moscú y aumentar sus presupuestos militares, convencida de que ahora sí la Rusia de Putin es una amenaza real. Hoy los ejércitos y la defensa europea están mucho mejor preparados que antes de que empezara este conflicto. A esto hay que sumarle que Finlandia y Suecia, cuya neutralidad nadie podía mover, hoy son miembros de la OTAN. La alianza de defensa que nuclea a varios países de Occidente ahora está más cerca de Putin, pero no por Ucrania. La filtración vino por el norte.

Por todo esto, Putin quiere un acuerdo a largo plazo que le permita, poco a poco, reestablecer su vínculo con Europa, sobre todo para restaurar la cadena de suministros energéticos. También necesita que le levanten las sanciones internacionales que sufre hace años. No le sirve perpetuar el conflicto como está, por más que siga manejando la agenda. Putin también se mantendrá firme y no permitirá que se formalice el ingreso de Ucrania a la OTAN, pero sabe que no podrá evitar que Ucrania y Europa, con Estados Unidos detrás, busquen algún mecanismo para que Zelenski se lleve una garantía futura de seguridad y que no les vuelva a pasar a los ucranianos lo que les pasó en 2014 con Crimea y en febrero de 2022, con la invasión a gran escala.

Lo que viene en los próximos días será una reunión entre Zelenski y Trump, y luego una tripartita con Putin. Luego de 3 años y medio, miles de muertos y millones de desplazados, nunca estuvo más cerca la posibilidad de un cese del fuego y de un acuerdo más amplio. Ninguna de las partes tiene motivaciones para seguir adelante. Putin ya perdió mucho en términos geopolíticos, pero ya puede aparecer como el ganador de la guerra en el terreno. Zelenski se lleva el reconocimiento, ante los ucranianos y buena parte del mundo, de haber liderado la resistencia frente a una potencia nuclear que en febrero de 2022 pensaba que se quedaba con Kiev en una semana.

Ahora, quien más tiene para perder es Trump

Pocas horas después de la cumbre, en una entrevista con Fox News, Trump contó que él y Putin habían hablado sobre las transferencias de tierras y las garantías de seguridad para Ucrania. "Creo que estamos muy cerca de un acuerdo", dijo. Y mandó el mensaje: "Ucrania tiene que estar de acuerdo. Tal vez digan ‘no'", pero le aconsejó a Zelenski que diga que sí.

Trump no puede permitirse otro fracaso para terminar la guerra. Para eso necesita resultados concretos rápido. En Alaska parece haber hecho todo para que esta vez Putin no lo traicione. De hecho, tuvo un gesto que Putin debería valorar: recibirlo ya operó como una especie de “blanqueo” de Putin en el mundo Occidental. Ahora, en su diálogo con Zelenski y con los europeos les dejará claro que ya no hay margen para seguir dilatando el fin de la guerra. La puesta en escena en Alaska fue un mensaje de poder y ahora Zelenski volverá al salón oval, donde en febrero fue humillado, sin margen para rechazar lo que Trump y Putin ya decidieron por él.

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