Un asalto “de juguete” que terminó en fuga
El sábado por la noche, cerca de las 22:30, un hecho insólito sacudió la tranquilidad de Junín de los Andes. Un joven encapuchado ingresó al local ubicado sobre calle Juan Manuel de Rosas, frente a una sucursal de La Coope, y exigió la recaudación apuntando lo que pretendía ser un revólver.
Pero no era más que un arma de juguete: una pistola tipo “cebita”, una réplica que algunos usan para amedrentar. El comerciante, de apenas 22 años y solo en el local, advirtió al instante que no se trataba de un arma real.
La tijera que desarmó el miedo
Lejos de paralizarse, el joven vendedor tomó una tijera con decisión. Cuando el asaltante se dio cuenta de que estaba frente a alguien dispuesta a defenderse, reculó. Sin plan B ni valentía de sobra, optó por huir.
Se escabulló del comercio y corrió hasta un vehículo que lo esperaba, supuestamente con un cómplice. El episodio duró segundos, pero quedó como una escena que mezcla risa con indignación.
Un episodio que deja más preguntas que respuestas
Tras lo ocurrido, el joven denunció el intento de robo ante la Policía local. Intervino la Comisaría 25 de Junín de los Andes, que ya trabaja con cámaras de seguridad y la recolección de testimonios para identificar a los involucrados. Afortunadamente, la víctima no sufrió lesiones. Pero el suceso en sí revela varios puntos preocupantes:
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El uso de armas de juguete para intimidar cada vez más frecuente.
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La audacia de quienes creen que pueden asaltar sin medir consecuencias.
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La proeza del comerciante, que transformó un objeto cotidiano (una tijera) en una frontera de defensa hacia su vida y su negocio.
Lo ridículo del delito que no se concreta
Que alguien intente robar con un arma de juguete ya es un signo de cinismo o desesperación. Pero que se rinda ante una tijera muestra hasta qué punto la fragilidad de la amenaza se vuelve evidente.
No se robó nada. No hubo heridos. Solo un delincuente atrapado en su propia teatralidad.
Un recordatorio para los ciudadanos
Este episodio no es una anécdota pintoresca: es una alarma. Para comerciantes, para vecinos, para autoridades. Si un arma de juguete puede generar tensión real, la inseguridad no está en lo que se ve, sino en lo que creen quienes delinquen.
Y si alguien está dispuesto a robar con eso, ¿qué más estará dispuesto a hacer si se siente impune?