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El poder sin reparto: Weretilneck, Pesatti y la grieta verde

Tras meses de silencio, el vice Pedro Pesatti denunció que Juntos es un partido unipersonal de Alberto Weretilneck. La pata peronista ya no tiene lugar en el esquema provincialista. 

Sabado, 27 de diciembre de 2025 a las 19:28
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En Juntos nadie finge demencia. La pelea entre Alberto Weretilneck y Pedro Pesatti no se disimula, no se tapa y en pasillos se comenta en voz alta. El conflicto que estalló cuando el gobernador decidió ungir a su alfil Facundo López como candidato a senador sigue activo, late y condiciona el presente y el futuro de la fuerza provincial. Tras meses de silencio, el vice rompió el silencio y dejó al descubierto una interna que va mucho más allá de una candidatura caída: expuso cómo y quién lo ejerce el poder en Río Negro. Cómo si alguien no lo supiera.

El vice habló de exclusión, de decepción y de un partido que dejó de ser fuerza colectiva para convertirse en un proyecto de poder. Weretilneck, mientras tanto, eligió bajar el tono, prometer renovación y mirar al futuro. En el medio, son muchos los que quieren ocupar el lugar que era de Pesatti, además de un giro de Juntos, empujado por el clima de época que marca que la pata peronista del peronista hoy parece que no tiene lugar.

El quiebre tuvo un punto exacto: la decisión de sacar a Pesatti del Senado. El vice no usó eufemismos: "Me bajé a mirar la rueda y el auto siguió sin mí". La frase es tan gráfica como incómoda. Dice, sin decirlo, que el vehículo sigue avanzando con un solo conductor. Su silencio de meses mutó en un discurso cargado de tristeza política, donde Juntos ya no aparece como espacio de construcción sino como estructura de mando.

Con la derrota del 26 de octubre el gobierno perdió representatividad en el Congreso y Pesatti apuntó directo a la estrategia. Habló de un oficialismo arrodillado frente a Javier Milei. Pero además cuestionó la intención de desdoblar elecciones en 2027. Su consigna de "una elección, un solo día" no es una frase técnica: es un misil directo al corazón del plan Weretilneck, que busca blindarse del arrastre nacional. Para el vice, separar comicios es "feudalizar el poder" y quienes lo hacen son "caudillos patéticos" que dilapidan millones por "un domingo de gloria"

Weretilneck eligió otro camino. En Canal 4 de San Antonio Oeste, cómodo en una entrevista con José María Clemants -ex funcionario de su primera gestión-, dijo que lo más doloroso del 26 de octubre fue la "calidad" de los senadores electos, a los que consideró incapaces de aportar algo positivo para Río Negro. Sobre Pesatti, fue cuidadoso: "Pedro es una gran persona, fundador de Juntos. Yo sería incapaz de hacerle algo así". Las palabras fueron suaves. Los gestos, no tanto. En cada acto oficial, el gobernador aparece escoltado por Facundo López, su verdadero hombre de confianza y símbolo del poder concentrado.

Alberto Weretilneck minimizó el silencio con Pedro Pesatti, pero en todos los actos aparece con su alfil Facundo López.

La interna dejó de ser interna. Pesatti reapareció en Bariloche junto a Silvina García Larraburu y Sergio Berni, dos figuras desplazadas del peronismo tradicional en Río Negro y la provincia de Buenos Aires, en una foto que alimentó especulaciones. El vice representa esa pata peronista de JSRN, hoy débil que se queda afuera mientras el partido se zambulle en la pileta libertaria para ver si pesca algún voto. Pragmatismo puro. Lectura fría de época. Adaptación acelerada.

Pedro Pesatti apareció en Bariloche junto con Silvina García Larraburu, ambos peronistas. Ambos no encajan en sus partidos.

Nada de esto debería sorprender. Pesatti no se puede hacer el sorprendido, ya lo vivió en 2019, cuando la Corte le cerró la puerta a Weretilneck y el vice quiso ser candidato. Al llegar a Cipolletti, la fórmula ya estaba escrita: Arabela Carreras y Alejandro Palmieri. A Pesatti le quedó la intendencia de Viedma. El poder ya funcionaba así. También lo advirtió el consultor Dereck Hampton, cuando les dijo -con sutileza profesional- que la gestión no puede sostenerse solo en la imagen de Weretilneck y que el gabinete debe salir de los despachos si pensaba en 2027.

Hampton y Pesatti coinciden en el diagnóstico, aunque desde lugares opuestos. Uno lo describe y advierte; el otro lo padece y lo denuncia. El poder en Juntos lo ejerce Alberto Weretilneck. Todo lo demás gira alrededor. Y mientras el movimiento verde se acomoda al discurso libertario y prepara cambios de ministros para el verano, la pregunta no es quién manda, sino hasta cuándo ese esquema seguirá siendo suficiente.

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