Sin dudas que mi primo hermano el tábano capitalino, aficionado a las buenas comidas y buenas bebidas estaría allí merodeando en la mesa donde se suele servir el catering. Pero no esta vez la gente de YPF pecó de discreta y la larga guardia periodística llevó a que la triste realidad nos diera un ’statequieto’ con los precios de la confitería del aeropuerto Juan Domingo Perón.
-Que ladrones mi viejo…qué ladrones!! Exclamó enojado mientras me veía llegar y no se le ocurría saludarme.
-Qué pasa pariente que anda tan alborotado?
-Pasa que los abusos con los precios me hierven la sangre, dos cafés y un tostado de miga 110 pesos. Ladrones!! Siguió exclamando a viva voz.
Quise calmarlo con el viejo y remanido "mal de muchos consuelo de tontos” explicándole que en el aeroparque de la ciudad de Buenos Aires ese mismo consumo genera un ticket de 170 pesos. Pero ni así logre que se aplacara su enjundia.
La llegada del ingeniero Miguel Galuccio al vip de la estación terminal dio por cerrado el capítulo del ticket. Una vez en la sala el ingeniero entrerriano se dio la mano con todos, se notaba la emoción en su mirada, había una cierta carga humana poco habitual en ejecutivos de esa jerarquía. Atento a todo Quique Chaves organizó rápido la locación donde se iba a efectuar la nota. No hubo mucho margen para hablar de los mercados ni de sus reemplazantes. El ejecutivo pidió evitar declaraciones políticas hasta después de la asamblea. Afuera posado a un costado de la plataforma estaba el helicóptero del millonario británico Joe Lewis que lo traslado por todo el periplo en la región. En la otra punta esperaba el Learjet 35 de la empresa estatal para trasladarlo a Buenos Aires. Me acorde de la canción de Vicentico…los caminos de la vida y me tarareando alegre.