VUELVEN LOS SENTIDOS
El Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén sale del encierro
Hoy nos preparamos para entrar nuevamente a este espacio que nos merecemos, y tengo la esperanza (porqué no tenerla?) que será eso: un Museo, nada más y nada menos.En el año 2004 se inaugura oficialmente el Museo Nacional de Bellas Artes en Neuquén en el cumpleaños de los 100 de la Ciudad.
Miles de personas se convocaron para apreciar la maravillosa cantidad de obras de artistas internacionales, de aquellos cuyos nombres nombran la historia de las artes en el mundo. Imposible calcular el valor de las mismas en dinero, porque tienen el valor de las cosas que pululan por aquellos laberintos de belleza que el ser humano produce en sus mejores estados espirituales. Ellos, silenciosamente están allí, después de dos años de encierro y soledades, injustamente solos.
¿Cómo no recordar lo que provocó esa obra en muchos sentidos? Se lo criticó hasta el hartazgo a Horacio " Pechi" Quiroga, el Intendente de entonces, a Oscar Smoljan el motor de ese emprendimiento, se cuestionó la importancia de la existencia de un Museo en la ciudad comparándolo con necesidades que debían ser satisfechas en otros rubros. Nunca un espacio para el arte debería ser cuestionado por esas comparaciones que surgen inevitablemente. Esos espacios son el intestino de una sociedad que no se rinde en el camino de las reivindicaciones humanas más profundas.
Desde Berni, el nuestro, a Picasso el universal, muchos son los nombres que abrieron las puertas de la belleza y el documento histórico del planeta.
Un Museo, es eso: un espacio para actualizar la memoria, para documentar la historia, para conservar la belleza y la inalterabilidad de su proyección. Es el lugar donde nos acercamos al alma del otro como un espejo de lo que sentimos, es la hora de la comunión y como tal, un ritual que no necesita más que silencio y sentir los pasos hacia el momento supremo del encuentro con la belleza.
Por eso, a poco de reabrir sus puertas el Museo nacional de Bellas Artes, reflexiono sobre la importancia de la obra artística de todos y cada uno de los que pulsan el pincel para decirnos tantas cosas. Pienso que el arte derrumba las fronteras pero señala la enorme responsabilidad de estar a la altura del momento que representa en una sociedad.
Hoy nos preparamos para entrar nuevamente al Museo de Bellas Artes de Neuquén que nos merecemos, y tengo la esperanza (porqué no tenerla?) que será eso: un Museo, nada más y nada menos. Para ver, admirar, preguntar, aprender, intercambiar, escuchar a los que saben, conocer a los desconocidos, ungir el arte como un hecho social pero con la impronta de una relación entre el artista y yo. Y vos. Y nosotros.