¿Quiere recibir notificaciones de alertas?

Domingo 19 de Octubre, Neuquén, Argentina
Logo Am2022
PUBLICIDAD

Así luce actualmente Momo, el hijo de Julián Weich que se hizo mochilero

Cómo es la vida de Momo, el hijo de Julián Weich, que recorre el mundo como mochilero

Por Redacción

Domingo, 19 de octubre de 2025 a las 11:39
PUBLICIDAD

Mientras muchos jóvenes buscan estabilidad o fama, Jerónimo “Momo” Weich decidió ir por otro rumbo. Hijo del reconocido conductor Julián Weich, cambió la comodidad de Buenos Aires por una vida nómade, libre y completamente conectada con la naturaleza.

A los 19 años, cuando todavía trabajaba junto a su padre, tomó una decisión que sorprendió a todos: dejarlo todo y salir a recorrer el mundo con una mochila y una idea en mente —vivir de otra manera—. Ese viaje terminó convirtiéndose en su gran escuela.

Durante meses caminó, compartió techo con desconocidos y se integró a comunidades rurales que lo recibieron como uno más. En esos espacios aprendió sobre bioconstrucción, cultivo orgánico y permacultura, tres pilares que hoy marcan su presente. Según él mismo contó en varias entrevistas, fue ese contacto directo con la tierra el que le cambió la forma de mirar el mundo.

Su hogar actual, en medio de las sierras de Córdoba, refleja esa filosofía. Momo construyó su casa con materiales reciclados y sistemas naturales de energía, rodeado de árboles y huertas. No hay ruidos de tránsito ni relojes que marquen la rutina, solo el sonido del viento y los pájaros. “No soy hippie, soy feliz”, suele decir con ironía cuando alguien intenta etiquetarlo.

El propio Julián Weich reconoció que al principio le costó entender la elección de su hijo. “Fue un shock verlo tan lejos de todo lo conocido”, admitió el conductor, que sigue viviendo en la ciudad. Pero con el tiempo, terminó celebrando su decisión: “Lo que él hace es una elección, no una necesidad. No es hippie, es sustentable”.

Hoy, Momo Weich tiene 31 años y forma parte de una comunidad agroecológica dedicada a cuidar el agua y promover la producción sustentable. Cada día combina trabajo manual con momentos de contemplación, buscando un equilibrio entre el cuerpo, la mente y la tierra.

Entre mates, cultivos y cielos abiertos, encontró una felicidad que no depende de lo material. Y aunque su camino se alejó por completo del de Julián Weich, padre e hijo comparten algo esencial: la convicción de que vivir bien no tiene una sola forma, sino tantas como personas dispuestas a intentarlo.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD