El carismático cantautor argentino Piti Fernández volvió a demostrar que la música trasciende cualquier frontera. Anoche, en un Mood Live colmado, presentó su disco “Tuertos Vivos” en un show de dos horas cargado de emociones, complicidad con el público y un repertorio que recorrió todas sus etapas.
El recital arrancó con “Esperándome” y desde allí el viaje fue imparable: canciones de rock country y blues en castellano, clásicos de Las Pastillas del Abuelo, una versión de Sumo y un homenaje a La Renga con “La balada del diablo y la muerte”, reinterpretada al estilo inconfundible del Piti y su banda, que acompañó con la intensidad de siempre.
Entre los momentos más emotivos de la noche, Fernández sorprendió al público con la interpretación del icónico tema dedicado a Diego Maradona, en un clima de pura devoción futbolera y rockera.
Sobre el escenario, Fernández mostró su estilo inconfundible: voz rasposa, letras que interpelan y una actitud cercana con la gente. El show incluyó 22 temas, que cerraron con “El Sensei”, donde el cantante cantó, fumó y se despidió en un clima de fiesta.
“Neuquén es una parada del sur que no se puede obviar desde hace mucho tiempo. Pero tengo que reconocer que la aceptación que tiene lo mío, el country y el blues en castellano, la verdad no tiene nombre”, había dicho Fernández antes del show. Y anoche, lo volvió a confirmar con un concierto que quedará en la memoria de sus seguidores.
Pero la noche guardaba un capítulo inesperado. En medio de la multitud, una pareja se robó todas las miradas cuando el novio le pidió casamiento a su pareja. El “sí” fue celebrado por todos los presentes y coronado con una bandera que los amigos habían preparado especialmente. Un gesto que reflejó lo que genera la música: encuentros, emociones y momentos que quedan grabados para siempre.