El reciente fallo judicial contra Claudio Contardi marcó un antes y un después en la vida de Julieta Prandi. Después de más de cinco años en tribunales, la modelo y conductora reconoció que atraviesa una etapa de reconstrucción personal, aunque confesó que todavía convive con un temor difícil de erradicar: la posibilidad de que el proceso judicial se reabra.
Julieta Prandi contó que intenta volver a su rutina junto a sus hijos, pero admite que no es un camino sencillo. El alivio por la sentencia convive con el desgaste físico y emocional que le dejó todo el recorrido legal. “El cuerpo habla y recién ahora empiezo a sentir el impacto de todo lo que pasó”, señaló en una entrevista, dejando en claro que el proceso no termina en el fallo.
La condena representó para ella un cierre esperado durante años. Sin embargo, explicó que aún falta atravesar instancias de apelación, lo que le impide descansar por completo. “Encontrar justicia es enorme, pero hasta que no se confirme, uno sigue con esa alerta permanente”, expresó. Su mayor preocupación es tener que revivir la angustia de otro juicio.
Al ser consultada sobre la posibilidad de una nueva instancia judicial, fue categórica: la considera improbable, pero no descarta que exista un intento. Ese es el miedo latente que reconoce: que el caso vuelva a abrirse y se prolongue un proceso que ya considera concluido. Para ella, lo más importante es que sus hijos puedan crecer lejos de esa incertidumbre.
A pesar de ese temor, Julieta Prandi afirma que busca proyectarse hacia adelante. Su deseo es dejar atrás una etapa dolorosa y reenfocar su vida en lo personal y lo profesional. “Mi vida es otra cosa, y quiero darle un lugar distinto”, aseguró, intentando correrse del lugar de víctima y construir un futuro más sereno.
En ese camino, también se muestra comprometida con otras mujeres que atraviesan situaciones similares. La conductora contó que ha recibido propuestas para colaborar en proyectos vinculados a la asistencia de víctimas de violencia de género, e incluso fue invitada a pensar en la creación de una fundación.
Aunque por falta de tiempo todavía no pudo avanzar, sí reconoció que muchas mujeres se acercan a ella en busca de apoyo y contención. “A todas las que puedo ayudar, trato de estar presente”, sostuvo. Ese rol de referente la impulsa a transformar su experiencia en una herramienta de acompañamiento para otras.
Así, entre la necesidad de cerrar definitivamente el capítulo judicial y la vocación de tender puentes hacia quienes hoy atraviesan lo que ella ya transitó, Julieta Prandi enfrenta un presente complejo pero esperanzador. El miedo no desaparece, pero convive con la certeza de que la justicia le dio un paso fundamental para recuperar su vida.