El Protocolo de Irlanda del Norte había sido fundamental para culminar las negociaciones del Brexit, pero las fallas en su implementación tensionaron la relación entre Londres y Bruselas durante el último tiempo.
El nuevo acuerdo, denominado "marco de Windsor", va más allá de lo esperado al dar al gobierno del Reino Unido un freno de emergencia para las nuevas leyes de la Unión Europea aplicadas en Irlanda del Norte si los políticos norirlandeses se oponen a ellas. Von der Leyen enfatizó que se trataba de un mecanismo de emergencia y que la Justicia europea tendría la última palabra sobre los asuntos del mercado único.
Los términos acordados abren el camino para los comerciantes al eliminar todas las restricciones comerciales entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte e incorporar nuevas libertades para el flujo de determinados productos a través del Mar de Irlanda. Además, se reformularon algunos artículos del protocolo existente para permitir que el parlamento británico establezca tasas de IVA en Irlanda del Norte.
El acuerdo fue bien recibido por los principales partidos de la oposición del Reino Unido. Por caso, el líder laborista Keir Starmer dijo que si bien el acuerdo "no es perfecto" es claro que había una obligación de encontrar la mejor alternativa viable. A su vez, muchos parlamentarios conservadores, desesperados por que el primer ministro resolviera la disputa antes de las próximas elecciones generales, también celebraron el anuncio.
Sin embargo, Sunak todavía se enfrenta a la discordia del ala más dura del partido conservador cuyos miembros se han mostrado preocupados por la continuidad de la injerencia legal de la UE en Irlanda del Norte. Los asesores del gobierno creen que las disidencias podrían limitarse a una veintena de parlamentarios conservadores. Este grupo podría llegar a entorpecer la aprobación del nuevo marco normativo cuando finalmente se dé una votación a la Cámara de los Comunes, que aún no tiene fecha programada.