PANORAMA SEMANAL

Ucrania-Rusia: jugando con fuego mientras esperan a Trump

Esta semana estuvo marcada por una peligrosa escalada en la guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo es improbable que se produzcan cambios significativos en ese conflicto antes de la llegada de Donald Trump.
sábado, 23 de noviembre de 2024 · 12:12

Es imposible no relacionar la escalada militar que se desencadenó en la última semana entre Rusia y Ucrania (y sus aliados occidentales), con la llegada, en menos de dos meses, de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. De todos modos, es muy probable que ni los movimientos militares de Putin y sus amenazas, ni la respuesta de Estados Unidos y Occidente, cruzando algunas líneas rojas, alcancen para romper el statu quo en este conflicto. Veamos.

Luego de negarse a hacerlo durante meses a pesar de los insistentes pedidos, en público y en privado, del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, Joe Biden autorizó a Kiev a usar los misiles estadounidenses de largo alcance modelo ATACMS (Sistema de Misiles Tácticos del ejército estadounidense MGM-140) sobre territorio ruso. Se trata del misil de mayor alcance entregado por Washington a Kiev.

La explicación militar de esta decisión resultó sencilla para Biden: es la respuesta de Estados Unidos a la alianza militar de Rusia con Corea del Norte que se tradujo en el reclutamiento de 10000 soldados norcoreanos para pelear junto a los rusos y el uso de misiles de largo alcance enviados por Pyongyang. Además, hay que frenar a Putin, que ya recuperó casi un tercio del territorio de la provincia rusa de Kursk que había sido tomado por Ucrania. Es decir, Biden tiene argumentos para convencer que Estados Unidos no fue quien empezó esta escalada.

Volodímir Zelenski fue recibido en la Casa Blanca por su homólogo estadounidense, Joe Biden, 

La respuesta de Putin no se hizo esperar. Reaccionó a los ataques de los ATACMS sobre su territorio en Kurks lanzando un misil intercontinental que, según los expertos, tiene un alcance de hasta 6000 kilómetros y que, esto es lo más importante, es capaz de trasportar una ojiva nuclear.

A la explicación militar de la decisión de Biden hay que sumarle la política. Luego de un muy deslucido fin de mandato, con esa iniciativa de permitirle a Zelenski que use misiles de Estados Unidos dentro de Rusia (que, dicho sea de paso, no le gustó mucho a varios de sus asesores militares), Biden parece buscar la manera de dejar un legado de, a la luz del resultado electoral, su fallida presidencia: ser recordado como el presidente que más hizo por proteger la integridad territorial y la democracia en Ucrania, y por defender a Europa y Occidente frente a la brutal embestida militar ordenada por Putin allá por febrero de 2022.

Al mismo tiempo, al consolidar a Estados Unidos como el principal proveedor de armas y de ayuda económica a Ucrania, Biden también busca dejar expuesto a Trump, quien prometió suspenderá o recortará esa ayuda que ha sido vital para que Ucrania no haya sido arrasada por Rusia.

Trump y Putin tiene el destino del conflicto en sus manod
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder ruso Vladímir Putin.

Además, Biden sabe que más allá de la respuesta militar de Putin, siempre limitada, y de sus amenazas, nunca cumplidas, al líder ruso le conviene esperar a Trump. Es poco probable que busque ahora un conflicto abierto y convencional con la OTAN. No lo hizo antes cuando Occidente traspasó otras líneas rojas y tampoco lo hará ahora cuando imagina que dentro de poco puede negociar con Trump un acuerdo que contemple sus dos objetivos: quedarse con la mayoría del territorio ucraniano que asaltó y que Ucrania no entre a la OTAN.

Todos los actores involucrados en este conflicto vuelven a mover sus fichas para mejorar su posición estratégica y política antes de lo que todos imaginan: un cambio de statu quo cuando Trump llegue a la Casa Blanca el 20 de enero.

En este escenario Putin busca disuadir a Biden y a sus socios Francia y Gran Bretaña que también autorizaron el uso de sus armas en territorio ruso, con el argumento nuclear porque es el más potente que tiene. Es el terreno en el que le puede hablar de igual a igual a un Occidente que no tiene duda sobre el real poder atómico de Rusia.

Biden autorizó a Kiev a usar los misiles de largo alcance modelo ATACMS

Pero, por si hacía falta, Putin lo puso en palabras. Luego de responder al ataque presentó una nueva doctrina nuclear rusa que amplia los supuestos para el uso de armas atómicas. Dijo que ahora Rusia no solo está dispuesta a usar su arsenal atómico para responder una agresión de alguna de las potencias nucleares de la OTAN, sino también de cualquier país que no posea armas nucleares pero que cuente con el apoyo militar de otro que sí las tenga.

En definitiva, todos los actores involucrados en este conflicto vuelven a mover sus fichas para mejorar su posición estratégica y política antes de lo que todos imaginan: un cambio de statu quo cuando Trump llegue a la Casa Blanca el 20 de enero. Biden se juega su legado y Zelenski evitar el ostracismo que significaría para él tener que ceder ante Putin territorio luego de liderar durante casi tres años una resistencia tan implacable como costosa en términos humanos y materiales. Pero a Trump, con su silencio, y a Putin, con sus amenazas, solo parece importarles que llegue el momento en la que sean ellos dos quienes decidan el destino de este conflicto.

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