A días del nuevo cónclave que elegirá al próximo líder de la Iglesia Católica tras la muerte de Francisco, una vieja teoría vuelve a tomar vuelo en redes sociales y portales del mundo: la profecía del “Papa negro”, supuestamente anunciada por Nostradamus y atribuida también a San Malaquías, dos figuras siempre envueltas en misticismo, ambigüedad y controversia.
Según quienes sostienen esta idea, el próximo Papa sería el último antes del fin del mundo o, al menos, marcaría una era de caos, corrupción interna y colapso espiritual. ¿Y por qué “negro”? No por el color de su piel necesariamente, sino por su pertenencia a la Compañía de Jesús —la orden jesuita, tradicionalmente identificada por su sotana negra— o por provenir de África, continente históricamente relegado en las cúpulas vaticanas.
Pero, ¿de dónde nace realmente esta idea? ¿Tiene fundamentos religiosos, históricos o proféticos? ¿O es solo una pieza más del engranaje de teorías virales que se alimentan del misterio?
El origen: Nostradamus y San Malaquías
La primera fuente a la que suelen apelar los defensores de la teoría es Michel de Nostradamus, médico y astrólogo del siglo XVI, famoso por sus cuartetas proféticas. Sin embargo, ninguno de sus textos menciona explícitamente a un “Papa negro”, ni en sentido literal ni simbólico. Las cuartetas son deliberadamente vagas, escritas en francés arcaico, y han sido interpretadas a conveniencia en cada época para vincularlas a eventos históricos, muchas veces de forma forzada.
La segunda fuente, algo más específica, es la “Profecía de los Papas” atribuida a San Malaquías, arzobispo irlandés del siglo XII. Este texto enumera 112 lemas en latín que describen a los papas desde Celestino II (elegido en 1143) hasta un último pontífice identificado como “Petrus Romanus”, quien supuestamente reinaría en medio de grandes tribulaciones.
Es importante señalar que ni San Malaquías escribió ese texto con certeza, ni la Iglesia Católica lo reconoce como profético. La mayoría de los historiadores coinciden en que se trata de una falsificación del siglo XVI, publicada por primera vez en 1595, posiblemente para influir en un cónclave papal.
El mito revive tras la muerte de Francisco
La muerte del Papa Francisco el pasado 21 de abril reactivó este relato. El primer papa jesuita, originario de América del Sur, elegido bajo el nombre de Francisco (una ruptura simbólica con la tradición), ya había despertado especulaciones en 2013 sobre el cumplimiento de esta “profecía”.
Ahora, con la Iglesia preparándose para un nuevo cónclave, el imaginario colectivo vuelve a proyectar miedos e intrigas sobre la figura que vendrá. Las redes sociales se llenan de comentarios apocalípticos, artículos virales y videos que anuncian el supuesto fin del papado o el inicio de una etapa oscura. Pero, ¿tiene esto algún fundamento?
Análisis crítico: ¿Es real esta profecía?
Desde el punto de vista histórico y teológico, no. La profecía del “Papa negro” es más una construcción simbólica moderna que una predicción concreta.
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No está registrada en ningún documento oficial ni canónico de la Iglesia.
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Las “pruebas” que la sustentan son ambiguas, contradictorias y surgen de interpretaciones hechas a posteriori.
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La figura del “Papa negro” proviene más de una mala comprensión del título del Superior General de los jesuitas, conocido informalmente como "el Papa negro" por su poder e influencia, que de una predicción apocalíptica.
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El color de la piel del próximo Papa o su nacionalidad no tiene implicancias doctrinales ni místicas.
Más que una profecía real, se trata de un fenómeno cultural: una narrativa que se activa cuando el mundo atraviesa incertidumbre, cuando muere un líder fuerte, o cuando se abre una transición de poder en una institución milenaria como el Vaticano. En ese vacío de certezas, las teorías proliferan, y los medios —tradicionales o digitales— las amplifican en busca de clics, alcance y atención.
¿Y si el próximo Papa es negro?
Lo cierto es que por primera vez en la historia moderna, existen candidatos fuertes de origen africano o con raíces no europeas que podrían ocupar el trono de San Pedro. Algunos de los llamados papabili destacados son:
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Cardenal Peter Turkson (Ghana): una figura influyente en cuestiones sociales y medioambientales. Ya fue mencionado como posible sucesor en el cónclave de 2013.
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Cardenal Wilfrid Napier (Sudáfrica): con una larga trayectoria pastoral y diplomática.
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Cardenal Robert Sarah (Guinea): conocido por sus posturas conservadoras y gran respeto dentro del ala tradicionalista de la Iglesia.
La elección de un Papa negro, africano o de fuera de Europa no sería una señal del Apocalipsis, sino más bien un reflejo del cambio demográfico y cultural del catolicismo, que hoy tiene su mayor crecimiento en África, América Latina y Asia.
Lo importante no es el color de su piel ni su nacionalidad, sino su visión sobre el mundo actual, su compromiso con los desafíos espirituales, sociales y ecológicos, y su capacidad para liderar a más de mil millones de fieles en tiempos complejos.