El presidente Javier Milei y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, recibieron en Casa Rosada a Kristi Noem, secretaria de Seguridad nacional de Estados Unidos y figura central en la política de deportaciones masivas impulsada por Donald Trump.
En este encuentro, la Argentina avanzará en la presentación formal de su carta de intención para ingresar al Programa de Exención de Visa (VWP, por sus siglas en inglés), lo que permitiría a los argentinos viajar a Estados Unidos sin necesidad de visa para estancias breves por turismo o negocios.
Este programa, administrado conjuntamente por el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Estado de EE.UU., exige a los países participantes cumplir con estrictas normativas en control migratorio, seguridad documental, gestión fronteriza, medidas antiterroristas y la aplicación efectiva de la ley.
Fuentes oficiales aclararon que el proceso no es inmediato, ya que la Argentina deberá superar una serie de requisitos de seguridad para ser aceptada, un trámite que puede extenderse en el tiempo.
Argentina ya formó parte del programa entre 1996 y 2002, cuando muchos ciudadanos pudieron ingresar a EE.UU. sin visa. Sin embargo, ese beneficio fue suspendido por decisión del gobierno de George Bush tras la crisis económica del país en 2001.
El VWP permite a los ciudadanos de los países autorizados viajar a EE.UU. por períodos menores a 90 días, solo requiriendo una autorización electrónica llamada ESTA, que debe tramitarse hasta 72 horas antes del viaje. Actualmente, apenas 42 países forman parte de este programa.
Kristi Noem, de 53 años, es reconocida dentro del gobierno republicano de Trump como la representante más dura en materia migratoria, especialmente en la comunidad latina, donde se la apoda “la caza migrantes”. En sus primeros seis meses en el cargo, supervisó la deportación de 239.000 migrantes, la mayoría de origen hispano, no todos en situación irregular.
Con una imagen de mujer inflexible, Noem suele mostrarse en actos públicos con atuendos propios de una “cowgirl”, posando en la frontera con México junto a agentes federales, con sombrero y botas de cuero, reforzando su perfil severo.
Por ejemplo, a fines de marzo visitó la megacárcel Centro de Monitoreo de Confinamiento (Cecot) en El Salvador, donde se encuentran más de 200 venezolanos deportados desde EE.UU., en el marco de un acuerdo con el presidente Nayib Bukele. Allí, posó con una gorra azul frente a una celda superpoblada, consolidando su imagen de funcionaria dura.
En esa oportunidad, se dirigió a los migrantes ilegales y sentenció: “Trump y yo tenemos un mensaje claro: si no se van, los perseguiremos y terminarán aquí”.
Este encuentro en Casa Rosada marca un paso importante para la Argentina, que busca retomar un beneficio que facilitaría el turismo y los negocios con Estados Unidos, en un proceso que requerirá tiempo y cumplimiento de múltiples exigencias de seguridad.