HISTORIA DE SUPERACIÓN

Pasó hambre, soñó verse recibido y agradece el esfuerzo de sus padres

“No quise ser parte del 80% de estudiantes que no termina la carrera”, recordó Christian Amarilla sobre una de las motivaciones que lo llevó a terminar sus estudios en UNS.
jueves, 25 de julio de 2019 · 21:25

Christian Amarilla tiene 26 años y, hace poco más de dos meses, se recibió de Licenciado en Química en la Universidad Nacional del Sur. Para celebrarlo, el joven oriundo de Ingeniero White, decidió compartir una carta en la que recordó momentos de su vida y agradeció a todos los que lo ayudaron a conseguir este logro. Sus palabras se viralizaron gracias a una amiga que compartió la carta en las redes sociales. En 24/7 Canal de Noticias conocimos su historia, una historia de perseverancia y superación.  

En comunicación telefónica con Noticiero Central- 2º edición, el licenciado contó: “Recibirme era una meta y estoy muy emocionado. Me conmueve que un país quiera conocer a mis padres y a mí familia”.

La carta en menos de 24 horas recorrió el mundo. Su contenido: “Revela todo el esfuerzo que hice durante estos años en la universidad y el esfuerzo que hicieron mis padres. Ellos son mi orgullo”.

Cecilio y Sandra son sus papás a quienes él define como “su orgullo”. “Mi papá trabaja en una Cooperativa de Trabajo de la Municipalidad limpiando las calles y ordenando las veredas, y mi mamá es cocinera en un comercio”.

“Durante mucho tiempo no hubo un trabajo estable. Siempre nos tuvimos que rebuscar en el día a día, y eso hizo que muchas veces nos falte para comer. Había días en los que comíamos té con pan y se me hacía muy difícil seguir estudiando. Hoy valoro mucho tener comida todos los días”, contó.

Ocho años le llevó a Amarilla terminar su carrera. “Según el plan de estudio es de 5 años, pero ningún estudiante se ha recibido al día. Es muy difícil. Tiene un promedio de 9 años la carrera”.

Terminar la licenciatura no fue tarea fácil, pero la perseverancia y las ganas de superarse lo llevó a no bajar los brazos. Por momentos, Christian pensó en buscar trabajo: “Era un pensamiento que duraba muy poco tiempo. Mis viejos hacían un esfuerzo muy grande para poder alimentarnos. Veía el esfuerzo de mis viejos y decía cómo no lo voy a hacer yo, si lo único que tengo que hacer es aprobar un examen. Ellos se tenían que morir de frío sin nada en la panza”.

“Traté de imitar el ejemplo de mis padres”, dijo emocionado.

Su última materia la rindió en mayo: “Fue toda la familia, muchos amigos del barrio y de la Universidad. Fue muy emotiva. Tenía que decir unas palabras de agradecimiento al director de la tesina y a los profesores, y lo primero que hice fue agradecerles a mis viejos y se me quebró la voz. Fue muy emocionante”.

Sobre su presente, contó: “Empecé a buscar trabajo. Esta semana me dan la respuesta de un concurso al que me postule para doctorarme en Química. Es mi prioridad para hacer carrera de investigador, aunque si no sale la beca buscaré trabajo intensamente con el objetivo de devolverles tantos años de esfuerzo a mis viejos, y que ahora se puedan tomar un descanso”.

Sus papás son su orgullo y “están conmovidos y emocionados”. Orgullosos de ver a su hijo recibido “de pronto que el país hable del hijo los emociona mucho”. Sin embargo, para Christian es al revés: “Es una oportunidad de dar a conocer el esfuerzo que ellos hicieron y que la Argentina conozca a unos padres que hicieron todo por sus hijos”.

El joven aprovechó la oportunidad para dejar un mensaje: “No lo doy como ejemplo sino como par. Historias como las mías se repiten por mil en Argentina, y les diría que busquen todos los días algo que los motive a seguir”.

Continuó: “Si se tienen que caer que al otro día se levanten. La vida es una escalera podemos terminar más abajo o más arriba, pero la diferencia está en el sacrificio que ponga uno para siempre escalar un peldaño más. Ojalá encuentren motivación en un ser querido o en sus sueños. La vida con un sueño es más linda”.

Sus motivaciones fueron varias, pero contó dos que lo marcaron a lo largo de los 8 años de estudio: “Lo primero fue el orgullo de mis papás. Rendir el último examen frente a ellos. Los últimos años mientras viajaba en el colectivo que me llevaba a la universidad soñaba con rendir y que enfrente estén mis papás escuchándome. Eso me dio fuerzas”.

Y, por otro lado, recordó una situación con un decano de la facultad: “Un decano me dijo que el 80 % de los estudiantes que entra a la Universidad no llegaba a recibirme y que sólo un 20% lo hacía y yo peleaba por no ser parte de ese 80%”.

La carta de Christian es un ejemplo para muchos estudiantes y un gesto de amor para con sus padres, pero sobre todo de agradecimiento al esfuerzo.

Son muchos los mensajes que ha recibido: “Me hacen llorar” dijo sorprendido y contó sobre un mensaje reciente: “Un chico argentino que vive en Alemania me dijo: “Viejo, después de leer tu carta tuve que llamar a mis viejos para agradecerles todo lo que han hecho. Nunca lo hice. Y me dijo que se está por venir a la Argentina para abrazarlos”.

 

 

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