La bala que sí salió: ¿viernes con estado de sitio en lugar de feriado?

Una pistola a centímetros del rostro de una vicepresidenta alarma, en la Argentina y en todo el mundo. Pero se trata de la única foto. No como ha sucedido miles de veces que es la foto anterior a la muerte. Al disparo que salió. Al que mató a presidentes, ídolos, religiosos, músicos, víctimas de todo tipo de violencia, civil y estatal. Es la única foto, la de una pistola muda que enmudece a una sociedad.

Pero sólo esa imagen basta para que aquí y en el mundo se disparen miles de situaciones similares que enrojecieron de enfrentamientos, muertos y desaparecidos nuestros territorios.

Esa bala que no salió impactó de lleno en buena parte de la sociedad y –a juzgar por los comunicados- también en buena parte de la dirigencia política, sindical, social y del periodismo. Da la sensación que la pólvora que se puede oler en esa pistola muda sí hizo efecto en quienes la utilizan para expresar sus opiniones, sus descalificaciones y acusaciones de ventilador. Da esa sensación porque nos inclinamos a ser crédulos. A creer que aprendimos todas las lecciones sobre las que se edificó nuestro país y tantos otros.

El proyectil de la pistola que enmudece sacudió la zona de confort en que está el bien más preciado que es el sistema democrático. Pero también fue el punto máximo de una crispación generalizada que en los últimos quince días le dio velocidad a la manija de la fragua. Fue inyectando temperatura al ya caliente clima social y económico. Un reguero de pólvora que parte desde el bolsillo, recorre los estómagos y la calidad de vida de media población argentina.

En la calle, en los comercios, en el trabajo, en las redes sociales se escuchó de todo en este feriado apurado por la Bersa muda de la palabra trágica.

En la orquesta de repudios que sonó con sus más y sus menos, también hubo desafinadas que dejaron expuesta su marginalidad. En la vida real y en la irrealidad que a veces llena los pixeles de la televisión, el audio de las radios y la botica de las redes digitales.

Se vio eliminar a quien piensa diferente, sí. Pero en las redes digitales, en Facebook, en Instagram. Otra cosa es la vida real.

En la realidad de hoy y de ayer y de años atrás, sabemos cómo serían estas horas si la pistola muda del brasileño hubiera asesinado a una Vicepresidenta de un país al sur del mundo.

Un viernes que no sería feriado sino con estado de sitio. Esa es la imagen que sigue a la Bersa asesina que no tuvo la palabra muerte en su boca.