En la política hay hechos, con carga simbólica, que suelen ser poderosos por las implicancias de imágenes asociadas a presuntos posicionamientos; y la foto que se sacó Mauricio Macri con Lío Messi, Emiliano "Dibu" Martínez y sus respectivas esposas, es uno de esos documentos, que ha sido celebrado por la oposición al gobierno de Fernández-Fernández, tanto como lamentado por esa ahora debilitada construcción política, que busca desesperadamente repuntar para ser competitiva en las elecciones de este año.
El pícaro Macri consiguió ese retrato que le fue esquivo al kirchnerismo desde el final del mundial hasta estos días en París, en la sala Pleyel, escenario de la entrega de los premios The Best, en los que Argentina obtuvo cuatro: mejor jugador, mejor arquero, mejor director técnico y mejor hinchada.
En la fotografía, Macri aparece al lado de Messi, algo que ningún funcionario del gobierno pudo conseguir. Todos están naturalmente sonrientes, y la fuerza del mensaje en el país que irá a elecciones generales PASO en agosto, con expectativas de recién ahí definir a los contendientes principales aspirantes a la Presidencia para los próximos cuatro años, es indudable, pues ninguno de quienes posan desconocen el contexto.
El gobierno asimiló el impacto lo mejor que pudo, y buscó ningunear sus implicancias. Pero lo cierto es que, como dice el dicho popular en el periodismo argentino, una imagen puede más que mil palabras. Como ya se hizo en diciembre del año pasado, la Selección Nacional y sus éxitos, ha sido nuevamente usada en la campaña política; y, tanto Messi como Martínez, son piezas que juegan en el contexto, aún involuntariamente, por la tremenda carga de las imágenes, tanto como sus pocas pero efectivas alusiones a los malos momentos que atraviesa la sociedad argentina.