El insólito episodio ocurrió en la mañana de Navidad, cuando Sergei Baldín, identificado como diplomático de la Embajada de Rusia, se negó a soplar la pipeta de alcoholemia durante un control de tránsito en la Ciudad de Buenos Aires. Además, el funcionario rechazó bajar la ventanilla o entregar su documentación, lo que llevó a los agentes a solicitar la intervención de la Policía de la Ciudad.
Pasadas las 10 de la mañana, Baldín permanecía encerrado en su auto, mientras los efectivos porteños escoltaban el vehículo a 30 kilómetros por hora hasta la sede diplomática rusa, donde finalmente se realizarían las verificaciones correspondientes. La situación fue calificada como un “acto de rebeldía” por los agentes de tránsito.
La intervención de Cancillería fue clave para manejar el caso, en el marco de los protocolos establecidos por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que garantiza ciertos privilegios a los representantes extranjeros, aunque también exige el respeto de las leyes locales.
“Se están realizando las actuaciones correspondientes a través de los canales federales”, indicaron desde el Ministerio de Seguridad. Por otro lado, la Policía Federal Argentina (PFA) asumió el control del procedimiento en colaboración con el Departamento de Seguridad Diplomática.
Tensión por la negativa
La negativa del diplomático ruso no fue un hecho aislado. Según Matías, el agente a cargo del operativo, otros funcionarios de la embajada también se negaron a realizar el test de alcoholemia en solidaridad con Baldín. “No es la primera vez que pasa esta mañana, pero sí nos sorprende este nivel de resistencia”, comentó el agente, destacando que minutos antes otro representante ruso había cumplido con el control sin problemas.
El conflicto escaló cuando los acompañantes de Baldín llegaron al lugar, se negaron a identificarse y comenzaron a filmar con sus celulares. “Sin comentarios”, respondieron ante los cuestionamientos de los medios presentes.
Pese a la insistencia de los agentes de tránsito y la intervención policial, Baldín continuó resistiéndose al procedimiento, atrincherado a metros de la embajada rusa.