Desde las 13:30, la Plaza Congreso ya se encontraba completamente cercada por un extenso vallado, pese a que aún no había prácticamente manifestantes. La medida sorprendió incluso a los transeúntes, ya que la cantidad de asistentes iniciales era reducida: unas pocas decenas de jubilados acompañados por algunas organizaciones sociales.
Con temperaturas elevadas y un horario poco favorable, la afluencia de público fue baja durante gran parte de la tarde, algo previsible para este tipo de convocatoria. Aun así, el operativo incluyó desvíos vehiculares severos y cierres temporales de subte, decisiones que generaron malestar entre usuarios y que muchos consideraron excesivas para la magnitud real de la marcha.
Entre las banderas presentes, se destacó una en apoyo a Pablo Grillo, el fotoreportero agredido por fuerzas de seguridad en una de las primeras movilizaciones de los miércoles. Su nombre volvió a aparecer como recordatorio de que la protesta también demanda respeto y garantías para quienes cubren este tipo de eventos.