En un contexto de creciente incertidumbre económica, el dólar oficial volvió a dispararse en Argentina y cerró este jueves a $1.380 en el segmento minorista, marcando un salto del 4% respecto de la jornada anterior. La suba reaviva las tensiones en los mercados y genera nuevas dudas sobre la capacidad del Gobierno para controlar la cotización de la divisa en las semanas previas a las elecciones legislativas.
El incremento del tipo de cambio responde, en gran parte, a un desbalance estructural entre la escasa oferta de divisas –particularmente del sector agroexportador– y una demanda que se mantiene firme. A medida que se acerca el fin de mes y se inyectan pesos por el pago de salarios, la tendencia a la dolarización se acelera.
El dólar, cerca del techo pactado con el FMI
Uno de los puntos más delicados es que el dólar ya se encuentra a solo un 6% del techo de la banda cambiaria acordada con el FMI, que se ubica en torno a los $1.460. Si se alcanza ese nivel, el Banco Central podría verse obligado a intervenir con ventas de reservas, una maniobra que hasta ahora el oficialismo había evitado.
Paradójicamente, el Gobierno de Javier Milei había prometido comprar dólares cuando la cotización rozara el piso de la banda, un escenario que hoy parece totalmente fuera de alcance. A su vez, los contratos de dólar futuro que el BCRA vendió a precios menores a $1.300 podrían implicar una pérdida considerable, cuyo pago se realizará con emisión monetaria.
El Gobierno apuesta a la suba de tasas para frenar la presión
Ante la aceleración del dólar, el Ministerio de Economía busca enfriar la demanda de divisas ofreciendo rendimientos atractivos en pesos. En la última licitación del Tesoro se colocaron Lecap con tasas superiores al 60% anual, lo que representa casi un 5% mensual. La apuesta es que, con un dólar que ya estaría cerca de su tope, esa rentabilidad resulte más seductora para los inversores.
Luis Caputo, ministro de Economía, prefirió destacar que el tipo de cambio real mejora y aún no se traslada a precios, aunque evitó mencionar que hasta hace pocos días el propio Gobierno defendía un techo de $1.300 para el dólar, ya ampliamente superado.
¿Qué pasará con los precios?
Si bien por ahora el traslado a precios fue moderado, la presión inflacionaria podría intensificarse en agosto, especialmente en el rubro combustibles. Un eventual aumento en los costos mayoristas impactaría directamente en los precios al consumidor, generando un nuevo dolor de cabeza para la gestión libertaria.
Además, la dolarización continúa firme. Desde que se levantó el cepo, la demanda privada ya habría superado los USD 10.000 millones, alimentada por la desconfianza y la cercanía de un nuevo ciclo electoral.
Conclusión: ¿alivio o más tensión en puerta?
El Gobierno apuesta a que las altas tasas en pesos frenen la dolarización, confiando en que el dólar ya no tiene demasiado margen para seguir subiendo. Sin embargo, el contexto social, político y económico sigue siendo volátil. Con el tipo de cambio cerca del techo acordado con el FMI y una inflación latente, la calma en los mercados está lejos de estar garantizada.