La decisión que enciende la polémica
En plena escalada del dólar y con las elecciones a la vuelta de la esquina, el Gobierno confirmó que el Tesoro comenzará a operar en el mercado de cambios. El objetivo oficial es “normalizar su funcionamiento”, pero la jugada encendió la bronca y las sospechas: ¿se trata de una política económica seria o de un manotazo de ahogado para llegar a los comicios?
El FMI, en el centro de la escena
El Banco Central no puede intervenir directamente por las restricciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Por eso será el Tesoro el que ponga dólares sobre la mesa. Para la oposición, es la prueba de que el Gobierno está atado de pies y manos al FMI y solo busca ganar tiempo. Para el oficialismo, en cambio, es la herramienta necesaria para frenar la especulación y proteger el bolsillo de la gente.
La calle y el termómetro del dólar
El mercado ya habla por sí solo: el dólar minorista superó los $1.385 en el Banco Nación, rozó los $1.390 en la rueda y llegó a $1.400 en algunos bancos. El salto de $25 en un solo día encendió todas las alarmas, mientras que en la calle crece la sensación de que otra vez la política y la economía se mezclan para empujar la incertidumbre.
Un país partido en dos
La medida no solo impacta en los números, sino también en la grieta política. Para unos, el Gobierno intenta sostener artificialmente el tipo de cambio a costa de hipotecar el futuro. Para otros, la intervención es un escudo contra la especulación financiera que solo busca desestabilizar. Lo cierto es que, en la Argentina, el dólar nunca es neutro: siempre tiene un precio político y social que divide a todos.