HISTORIAS POCO CONOCIDAS

La evidencia de la industria metalúrgica de los incas

En el siglo XV, los incas habían desarrollado la fusión de metales, con una fuerte explotación minera.
lunes, 18 de mayo de 2020 · 16:31

Muchos no lo saben, y, ciertamente, recién ahora se puede afirmar, que nuestros indios americanos, no solo hicieron de la minería una actividad muy fecunda, sino que supieron desarrollar la tecnología derivada de esa extracción de minerales, fundir metales, y desarrollar una industria con eso, en el siglo XV de la era cristiana, antes de la llegada de los españoles al continente.

Muchos prejuicios del progresismo se afirman en ese desconocimiento, y una identificación de la calidad de pueblo originario con una presunta actitud ajena a prácticas actuales de extracción, como la minería y su consecuencia más reciente y moderna, la extracción de hidrocarburos.

Lo cierto es que se acaba de publicar un hallazgo arqueológico que arroja conocimiento sobre tales cuestiones. Se encontraron 30 hornos de fundición de metales, restos de herramientas, ocho recintos de habitaciones y elementos decorativos construidos con esos metales. La data de lo encontrado es del siglo XV, y el lugar, Quillay, un sitio ubicado en Catamarca, a 40 kilómetros de Belén.

Marco Antonio Giovannetti, investigador del Conicet, aseguró que “a partir de las excavaciones que se realizaron en estos hornos, se registró una tecnología que no se conocía hasta ese momento para lo que sería la extracción primaria del cobre en el imperio Inca”.

“Los metales luego eran trasladados hacia otras localidades para realizar distintos objetos que eran distribuidos e intercambiados como hachas, cuchillos ceremoniales, instrumentos como cinceles y adornos como colgantes o aretes”, detalló Giovannetti.

El experto explicó que estos hornos constaban de dos cámaras. Esto hacía posible que los pedazos de rocas extraídos de las minas se pulverizaran, se molieran en este lugar y luego fueran colocados y fundidos en una cámara superior.

En la cámara inferior se colocaba el combustible, se encendía el fuego y, por medio de unos canales fluía el material fundido que caía a través de unos huecos que conectaban ambas cámaras, para después ser recolectado con herramientas diseñadas especialmente para tal fin.

 Si bien el asentamiento Inca tenía su núcleo en Perú, este imperio se extendía desde el sur de Colombia, hasta Chile y, particularmente en Argentina, ocupaba las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja, San Juan, Mendoza y parte de Santiago del Estero.

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