El geranio es una de esas plantas que nunca pasa de moda. Se los reconoce por su intenso colorido y su capacidad para florecer durante semanas. Son ideales tanto para aficionados a las plantas, como para los más expertos.
Resistentes al calor y a la sequía, se convierten en emblemáticos para los meses más cálidos. Aunque pueden cultivarse durante todo el año en climas templados, su temporada de floración por excelencia es en primavera-verano, cuando se manifiesta en todo su esplendor.
Para lograr que los geranios se mantengan sanos y floridos, es importante seguir algunos cuidados básicos y aplicar prácticos trucos caseros. Por lo general hablamos de geranios en forma genérica, pero en realidad existen diferentes tipos y cada uno con sus particularidades. Es importante conocerlos para elegir el que mejor se adapta a tu espacio y te facilite su cuidado.
Hay cuatro tipos de geranios principales:
Geranio común (Pelargonium zonale): Es el más habitual en balcones y terrazas. Tiene hojas redondeadas con un dibujo en forma de anillo oscuro y flores muy vistosas en colores rojo, rosas, blancos o púrpura. Se adapta muy bien al cultivo en maceta.
Geranio Hiedra ( Pelargonium peltatum): Con hojas más carnosas y colgantes, el geranio hiedra es perfecto para jardineras, balcones o canastas colgantes. Sus tallos caen en cascada, creando un efecto muy decorativo. Florece generosamente y necesita mucha luz.
Geranio pensamiento (Pelargonium grandiflorum): También conocido como geranio real o regal, se destaca por sus grandes flores de aspecto aterciopelado y colores intensos. Es algo más exigente en cuanto a cuidados y sensible al calor extremo, por lo que se sugiere cultivarlo en semisombra o interiores luminosos.
Geranio perfumado (Pelargonium graveolens): Este tipo de geranio, incluído el geranio limón o antimosquitos, se cultivan más por el aroma de sus hojas que por sus flores. Según la variedad, pueden oler a limón, menta, rosa e incluso a manzana. Son muy decorativos y excelentes para repeler insectos de forma natural.
Los geranios necesitan mucha luz para florecer con intensidad. Lo ideal es colocarlo en un lugar que reciba al menos 6 horas de sol, teniendo la precaución de cubrirlo en las horas de más calor para que sus hojas se quemen.
En cuanto al riego, requieren lo justo, ni mucho ni demasiado. Un buen drenaje y la dosis justa de agua son fundamentales a la hora de brindarles
cuidados básicos. NO al exceso de agua y al encharcamiento. En verano, dos o tres veces por semana es lo habitual, en clima seco tal vez necesite
riego diario con cuidado de no excederse.
La poda principal de los geranios se realiza a fines del verano o en otoño cuando ha terminado la floración y así fortalecer la planta para la próxima temporada, aunque durante la temporada primavera-verano, se deben ir eliminando las flores marchitas y hojas secas para estimular nuevas floraciones.
Para tener geranios espectaculares el abono es fundamental. Podes usa fertilizante líquido con componentes químicos cada 15 días u optar por soluciones naturales como el compost casero, humus de lombriz o bokashi, todas son buenas.
Otros trucos sencillos y ecológicos que alegran a tus geranios son:
-La cáscara de huevo molida, aporta calcio y mejora el drenaje del sustrato.
-Agua de ajo con alcohol rociada sobre las hojas o aplicada al sustrato, es un repelente natural para hongos e insectos.
-Agua de arroz, es rica en nutrientes y ayuda a revitalizar la planta.
-Vinagre blanco bien diluido, ayuda a regular el pH del suelo.
-Canela molida, eficaz antifúngico natural, previene enfermedades.
Una forma sencilla de reproducir los geranios, es por esquejes. Corta una rama sana de unos 10 o 12 cm. retira las hojas inferiores y colócola en agua o directamente en tierra húmeda.
Si las condiciones son adecuadas, en pocas semanas enraizará y tendrás una nueva planta. La mejor época para hacerlo es al final del verano o al comienzo de la primavera, cuando las temperaturas son suaves y estables.