El domingo 7 de septiembre se podrá disfrutar de un espectáculo celestial único: un eclipse lunar total que teñirá la Luna de un rojo intenso, fenómeno conocido popularmente como la "Luna de Sangre". Este evento será visible en una gran parte del planeta, ofreciendo una oportunidad excepcional para los amantes de la astronomía y el público en general.
Según informó National Geographic, el eclipse parcial comenzará a las 18:27 y se extenderá hasta las 21:56, mientras que la fase total se desarrollará entre las 19:31 y las 20:53, alcanzando su máximo a las 20:11. En total, el fenómeno tendrá una duración de 5 horas y 27 minutos, con una fase total de 82 minutos durante la cual la Luna estará completamente en la sombra terrestre, entre las 17:30 y las 18:52 UTC.
La dispersión de Rayeigh del amanecer o atardecer
El característico color rojo que adquiere la Luna durante este eclipse se debe a la dispersión de Rayleigh, el mismo fenómeno que produce los tonos rojizos en los amaneceres y atardeceres. La atmósfera terrestre filtra la luz solar, bloqueando las longitudes de onda más cortas como el azul y dejando pasar las más largas, rojas y anaranjadas, que se proyectan sobre la superficie lunar.
Este fenómeno es completamente seguro para observar a simple vista, sin necesidad de telescopios ni binoculares. Además, la Luna estará en su punto más cercano a la Tierra (perigeo), por lo que se verá ligeramente más grande y brillante de lo habitual, intensificando la experiencia visual.
El eclipse se podrá observar en Asia, Europa, África, Australia, el este de América del Sur y el oeste de América del Norte, gracias a la rotación terrestre que permitirá que el espectáculo recorra el planeta durante la noche.
En marzo de este año ya se registró un eclipse total, y la "Luna de Sangre" pudo disfrutarse especialmente en las islas del océano Pacífico, varios países de América, y regiones del oeste de Europa y África. Posteriormente, el 29 de marzo, se produjo un eclipse solar parcial visible en Europa, el norte de Asia, África y América, resultado de la alineación particular entre la Tierra y la Luna.
Este fenómeno no solo despierta admiración por su belleza, sino que también ha dejado una profunda huella en la historia y la cultura humana. Civilizaciones antiguas como los mayas, reconocidos astrónomos, atribuían a la Luna de Sangre significados relacionados con presagios de cambios sociales o eventos naturales importantes, gracias a su calendario preciso que les permitía anticipar estos eventos.
En la mitología nórdica, la Luna de Sangre estaba asociada al lobo Fenrir, una criatura destinada a devorar al dios Odín durante el Ragnarok, el apocalipsis en esta tradición. Por su parte, en la antigua China, los eclipses lunares se interpretaban como señales celestiales y se creía que un dragón devoraba la Luna, lo que motivaba a la población a hacer ruido para ahuyentar al dragón y liberar al satélite.