Opinión
Vaca Muerta ya no es Disneylandia
Más temprano que tarde, Vaca Muerta dejó de ser Disneylandia, un lugar para visitar y sacarse fotos discurseando sobre el progreso, y se asumió como lo que es en esta coyuntura: el epicentro de la pelea política más dura de los últimos años entre el gobierno del MPN y el de Cristina Fernández.
El escenario es de confrontación, y las únicas diferencias que reconoce son de estilo, que a su vez reflejan cuestiones de conveniencia estratégica. Pero lo concreto es que el pacto petrolero no se concreta, la ley de hidrocarburos sigue lejana, y la presión del gobierno nacional sobre el neuquino encuentra mucha resistencia, y un progresivo abroquelado político, que es integrado no solo por el MPN.
El partido provincial, en medio de una interna por la conducción, ha apartado el tema y lo ha ubicado en el rango de política de Estado. Hay diferencias de diagnóstico e interpretación entre azules y azules-blancos-celestes; pero no hay división en lo que se presenta como vital defensa de los "intereses neuquinos”.
El senador y sindicalista Guillermo Pereyra acaba de ratificar, este jueves, que habrá otro paro, la semana próxima, de 48 horas, con afectación de la producción petrolera. El motivo es el despido de 73 empleados de la refinería Renesa, del grupo MAS Energía; pero el contexto es el de "la extorsión” del gobierno nacional contra el gobierno neuquino, que ha incluido, dice el rival de Omar Gutiérrez en la interna emepenista, el cierre de la canilla del flujo de fondos para obras acordadas y comprometidas antes del conflicto.
El referente del sector Celeste del MPN, aliado con Pereyra en la interna, el ex diputado nacional José Brillo, fue más allá en sus acusaciones políticas al momento de referirse a la situación actual: "con la nueva Ley de Hidrocarburos que se proponen sancionar queda claro que tanto el Gobierno Nacional como YPF se comportan como buitres sobre Vaca Muerta”, disparó, y mencionó como característica de fondo "la voracidad del Kirchnerismo”.
"Los que habitamos éste suelo Neuquino debemos resistir con firmeza el atropello y la extorsión a que nos somete el Gobierno Nacional, congelando los fondos para infraestructura, ahogando financieramente a las refinerías neuquinas dejando 70 empleados en la calle, y seguramente con la amenaza de ahogo sobre el Estado Provincial Neuquino”, sostuvo Brillo, en declaraciones a radios locales, este jueves.
En este contexto, el gobierno nacional habló a través de YPF, remarcando la importancia de las pérdidas económicas que implica el paro petrolero del gremio conducido por Pereyra, que realmente –como se preveía- tuvo un acatamiento unánime en los yacimientos.
"El impacto de la medida sobre la producción de YPF, que comenzó a las 20 horas de ayer, es de 80.000 barriles de crudo y 3 millones de metros cúbicos de gas con una pérdida estimada en 12 millones de dólares. Si se considera que el paro es por 24 horas y que la puesta en marcha de los yacimientos demora unas 48 horas adicionales, el volumen total de perdidas ascendería a 160.000 barriles de crudo y unos 6 millones de metros cúbicos de gas”, informó en un comunicado la empresa conducida por Miguel Galuccio.
Así, las sonrisas bajo los cascos de seguridad ante las cámaras, mutaron en muecas de disgusto ante la confirmación del conflicto. El gobierno nacional posiblemente sepa que no hay solamente una medida sindical aquí, sino la traducción concreta de una resistencia política ante lo que se considera un avasallamiento de las autonomías provinciales que garantiza la Constitución.
Si esto es así o no, se verá a lo largo de este proceso de confrontación, en el que la Vaca Muerta ya no forma parte del elenco placentero de una Disneylandia del subdesarrollo, sino parte activa de una pelea despiadada por los recursos y su utilización política.
Fuente: Rubén Boggi