La batalla por el poder

Duelo de titanes en Vaca Muerta

Las nuevas reuniones entre YPF y el Sindicato petrolero fracasaron. La reactivación aparece como moneda de cambio. La batalla por el poder territorial de Vaca Muerta está llevando a la destrucción del sector de servicio petrolero. Todos hablan de cambios pero nadie quiere cambiar.
lunes, 24 de agosto de 2020 · 06:56

La formación Vaca Muerta es el campo de batalla entre YPF y el Sindicato petrolero. Para la sociedad, el duelo de Titanes comenzó el pasado viernes cuando ambas instituciones salieron a fijar posición mediática luego del fracaso de las conversaciones entre los principales actores de la cuenca neuquina.

Por un lado, el vicepresidente de Upstream de YPF, Pablo Iuliano, aseguró que el gremio petrolero se levantó de la mesa de diálogo; y aprovechó los medios de prensa para reforzar la idea de “mejorar la productividad”.

Por otro lado, el secretario administrativo del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Marcelo Rucci, expuso nuevamente la intención de la conducción de YPF de arrebatar los derechos de los trabajadores petroleros para financiar el déficit que la empresa de bandera arrastra desde hace más de 10 años.

Desde lo pragmático, las dos entidades iniciaron una batalla política que esconde mucho más que el significado reduccionista transmitido por los alfiles de este interminable juego de ajedrez.

Para el gobierno nacional, YPF es una bandera irrenunciable. No importa la génesis de los errores, solo interesa conservar el liderazgo petrolero y trasladar el déficit interno de la compañía a la sociedad.

Un hecho irrefutable fue el reciente aumento a los combustibles líquidos autorizado por la administración de Alberto Fernández en plena pandemia. Más de una vez, el mismísimo presidente invitó a los empresarios petroleros para que le acercaran propuestas respecto de los posibles aumentos de precios a los combustibles. Solo faltó que la nave insignia del partido gobernante arrojara el peor balance trimestral de su historia para que el gobierno autorizara el primer incremento a las naftas.

Desde el inicio de la gestión de Sergio Affronti la estrategia ypefiana se centró en presionar a toda la cadena de valor de la industria. Comenzó por las cámaras empresarias locales reteniendo las certificaciones y reduciendo la rentabilidad, continuó con las grandes empresas de servicios especiales derogando contratos; y continuó con la posicion de no levantar equipos como forma de condicionar al gremio a la propuesta de productividad.

Desde hace años que YPF tiene problemas estructurales y de gestión. Paradójicamente la nueva administración intenta por estos días incorporar en la agenda petrolera el concepto de “la necesidad de cambio”. sin plantearse previamente el cambio interno.

Por otro lado, el gremio petrolero entiende que más allá de la paritaria y los puestos de trabajo que están en juego; en esta batalla se disputa el poder de Vaca Muerta

El dominio sindical en territorio neuquino es un poder real que el actual partido gobernante lo vivió en la presidencia de Néstor Kirchner. Si bien, en el seno de la Comisión Directiva del Sindicato manejan la hipótesis que el Gobierno Nacional llamará a una conciliación obligatoria; también entienden que estas tácticas disuasivas no conducirán a ningún acuerdo y terminarán tensando la cuerda como pasó en el 2006.

El duelo de titanes pone en evidencia la “necesidad de cambio” donde ambas instituciones ponen en el afuera los problemas internos que deben resolver. El gremio entiende que ceder es dejar a YPF avanzar en un proyecto de hegemonía petrolera.

Guillermo Pereyra no está dispuesto a debilitar la muralla que construyó con empresarios, sindicalistas, políticos, camaras locales y trabajadores en estos ultimos años. Aceptar el proyecto de YPF es compartir el territorio y ceder el poder sobre la formación Vaca Muerta.

La barrera política y sindical que introduce el gremio imposibilita a la conducción de YPF a presentarse ante los inversores extranjeros como únicos referentes del recurso neuquino.

De las declaraciones de los alfiles mediáticos no se desprenden las verdaderas causas que llevaron a la ruptura. El conflicto marca claramente que ambas instituciones no exponen abiertamente sus propuestas, utilizando a los medios y a la sociedad para esconder sus verdaderas intenciones.

En las diversas teorías sobre la cultura organizacional y la necesidad de cambio existen etapas que deben cumplirse para alcanzar un equilibrio dinámico de fuerzas que respalden las acciones. Estas fuerzas responden a una dinámica de sistemas que hoy, se encuentra en plena contradicción.

Mientras ambas instituciones mantienen una actitud de desafiante, de desconfianza y con sentimientos de seguridad amenazada; Vaca Muerta se encamina al fracaso de la reactivación y la destrucción del sector de servicios petroleros.

Daniel Gerold, referente y destacado consultor, advirtió recientemente en la conferencia sobre el “Futuro Económico y Financiero de la Industria Petrolera Argentina” que “el sector industrial hace diez años que viene cayendo” y que “la producción de petróleo colapsó al desaparecer la demanda local”.

La reducción de la refinación, la caída de la demanda local y los actuales precios “están forzando al cierre de producción y la parálisis de inversión” dijo en el encuentro organizado por el Club del Petróleo.

La descripción de Gerold pone en alerta a la industria que, por primera vez en la historia del petróleo argentino, hubo en este período cero pozos perforados y cero equipos en actividad. Bajo estas afirmaciones el consultor aseguró que “esto lleva a la destrucción del sector de servicio petrolero” siendo el principal “factor de riesgo para cuando las condiciones y la industria puedan reactivar su inversión”.

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