COMBUSTIBLES

Reordenamiento no es aumento, es corrección de precios

El nuevo reordenamiento de precios de los combustibles implementado por YPF se acerca al valor de la divisa norteamericana. Asimetrías y tácticas que se contradicen con la intención oficial.
martes, 16 de febrero de 2021 · 12:40

Ante la falta de información sobre los aumentos registrados en los combustibles, la empresa nacional que lidera el mercado debió aclarar que “las modificaciones que se reflejan responden a un reordenamiento del último aumento”.

El quinto incremento registrado en solo 46 días, no solo golpeo el bolsillo de la automovilista sino también la credibilidad de la administración de Alberto Fernández que dice “poner primero la gente”.

Para los argentinos, un reordenamiento de precios es sinónimo de aumento, y más cuando la información no se encuentra en los sitios oficiales.

En el día de ayer, los medios informaron a primera hora el sorpresivo aumento que se registró en algunos surtidores de YPF. Más tarde, y luego de cuantiosas críticas y chistes populares que circularon por grupos de WhatsApp y redes sociales, la empresa nacional debió salir a aclarar que el reordenamiento “busca achicar la brecha de precios con la competencia y reducir la diferencia entre capitales e interiores de algunas provincias”.

Por ejemplo, en algunas localidades del interior de Neuquén las naftas bajaron el 1% mientras que en Neuquén Capital se incrementaron. Lo llamativo es que, cualquier producto elaborado por una empresa privada con distribución nacional (por ejemplo un litro de leche) se debe vender al mismo precio (salvo las correcciones impositivas) en La Quiaca, Buenos Aires o Ushuaia.

En cambio, en el mercado de los combustibles donde la empresa YPF representa el 80% de la demanda, las asimetrías regionales siguen existiendo como parte de una política discriminatoria y silenciosa de un Estado que dice trabajar con equidad social.

Un litro, un dólar

Según algunos especialistas, la aparente estrategia que lleva adelante el gobierno nacional es mantener una paridad con la divisa norteamericana. En diciembre de 2019 el litro de nafta costaba U$S 0,90, y tras los últimos ajustes un litro de nafta cotiza igual que el dólar.

En algunas regiones del país, el litro de nafta super cuesta $ 82,80 mientras que el dólar oficial para la compra cotiza $ 87,86. En cambio, el litro de nafta Premium en los surtidores se ubica en $ 95 y el dólar oficial tipo vendedor se encuentra en pizarra a $ 93.

Este análisis y la falta de sinceramiento de los funcionarios gubernamentales preocupa a los dueños de las estaciones de servicio. Entre sus hipótesis analizan el riesgo de un posible congelamiento de los precios de los combustibles una vez que se alcance la paridad $ 100 = 1 litro.

Según el sector, la rentabilidad de cada estación de servicio se encuentra tanto en la venta como en la variable de los precios. La primera responde exclusivamente al estacionero en función de la calidad de servicio que puede brindar para atraer mayor cantidad de automovilistas, pero la segunda es administrada por la petrolera.

En vísperas del inicio de las campañas electorales 2021, es posible que el Gobierno Nacional implemente el congelamiento de precios de los combustibles para intentar enfriar nuevamente la economía. Este escenario podría acabar con un centenar de estaciones de servicios del interior del país que, al ver congelado la variable precios e incrementado los costos fijos al ritmo de la inflación, termina licuando los ingresos que genera cada unidad de servicio.

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