MEDIO AMBIENTE

Camino a la descarbonización

Estados Unidos impulsa un rápido y enérgico cambio en la industria petrolera. Las grandes compañías se vienen adaptando pero la mirada está puesta en las pequeñas y medianas empresas que se resisten a la transición.
lunes, 15 de marzo de 2021 · 08:34

"No voy a endulzar lo difíciles que son las transiciones" lanzó la flamante Secretaria de Energía de los Estados Unidos, Jennifer Granholm, a la prestigiosa audiencia de la conferencia anual CERAWeek de IHS Markit

La frase responde claramente a la posición de la administración Biden sobre la industria de gas y petróleo de esquisto de Estados Unidos. Si hay algo que diferencia a los políticos norteamericanos de los argentinos es la sinceridad y el compromiso de llevar adelante las propuestas e ideas de la campaña.

La industria norteamericana depende fundamentalmente de la energía fósil y la transición hacia una energía más limpia pasó a ser uno de los temas de agenda de la Casa Blanca. Biden no solo firmó la orden ejecutiva de regresar al Acuerdo de París sino que asumirá el compromiso de cero emisiones para el 2050 en la COP 26 de Glasgow de noviembre próximo.

La administración norteamericana sabe que los líderes mundiales tomaron en serio el cambio climático, y es por ello que el presidente Biden está decidido a dirigir su gestión hacia una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Si bien esta transición es aceptada social y culturalmente, se sabe que el cambio tiene efectos directos sobre las diferentes economías de los estados. En este sentido, la frase de Jennifer Granholm fue dirigida a las pequeñas y medianas empresas de petróleo y gas que vivieron la bonanza con la gestión Trump, y hoy deben aprovechar la oportunidad para crecer e innovar en una economía descarbonizada.

“La conclusión es que este crecimiento particular de la energía limpia y la reducción de carbono brinda una gran oportunidad, y estoy extendiendo una mano de asociación” les dijo a los pequeños y medianos empresarios petroleros en la conferencia anual.

A diferencia de éstos, los grandes jugadores aprovecharon la pandemia y la desaceleración de la economía global para congelar los grandes proyectos petroleros e incorporar a sus carteras nuevos proyectos de energías renovables.

ExxonMobil y Chevrón no tardaron en alinearse con el Acuerdo de París y aprovechar las ventajas competitivas en la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. También los jugadores independientes como ConocoPhillips y Occidental declararon objetivos neto cero en el cuarto trimestre de 2020.

Para las grandes empresas el objetivo es hacer que el negocio sea sostenible mediante la reducción de metano y la eliminación de la quema rutinaria de gases en el campo. La estrategia de cero emisiones se centra en la captura y almacenamiento de carbono, algo que las grandes compañías ya lo hacen, pero no a la escala que se necesita.

Según la consultora Wood Mackenzie “existe un enorme potencial de crecimiento”. De los 42 millones de toneladas que las compañías actualmente tratan, los analistas de la consultora internacional estimaron que “debe aumentar a 4.200 millones de toneladas para el 2050”

Esto demanda no solo un cambio económico sino un gran cambio cultural. El Estado, las empresas, los ejecutivos, los gremios, los trabajadores y la educación deben prepararse para esta transición energética.

Jennifer Granholm está impulsando el cambio para que pequeños empresarios y trabajadores de combustibles fósiles cambien la perspectiva y se adapten a la nueva realidad; toda una nueva diferencia con la mirada de la gestión argentina.

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