Extraoficialmente se conoció que todo sucedió a la salida del boliche. El joven rompió el vidrio laminado con una piedra y al ver que no podía pasar los brazos traspuso su cabeza por el agujero hecho anteriormente.
Una vez que pasó su cabeza se percató que no podía regresar sobre sus pasos, dado que corría riesgo de cortarse el cuello con los vidrios del ventanal.
A raíz de ello, además del personal policial, concurrió personal médico y de la empresa para ayudarlo al inexperto ladrón a zafar de esta difícil situación.