EL DRAMA DE MAGNOLIA SALAS
Otra víctima olvidada
La joven sufrió violencia de género. Su ex pareja, un cabo de la policía, le mató a su novio actual y la hirió gravemente. Fue dada de alta y quedó abandonada a su suerte por las instituciones estatales.Otra vez una víctima inocente de un episodio de violencia se ve obligada a mendigar, a través de los medios de comunicación, que las instituciones correspondientes le brinden atención. Magnolia Salas vivirá de aquí en más con dos balas en su cuerpo; su hijo con la inocencia que le dan los apenas dos años, revive cómo un policía desquiciado disparaba contra su madre y contra la pareja de su madre, a quien acribilló de seis balazos en el cráneo.
La joven, quien fue dada de alta el pasado domingo, aclaró varias cosas que trascendieron públicamente. "Fueron cinco disparos y no tres, como dijo el fiscal; tengo 18 años y no 23 como dijo el fiscal; no fue durante una escena de sexo, como se dijo en un momento, y Alejandro (Lagos) ya no era mi pareja porque nos habíamos separado hace dos meses”, aclaró durante el diálogo que mantuvo este martes con Afilados, por AM550.
Magnolia comentó que "esa noche estábamos haciendo dormir a "Benja” con Javier; él fue a la cocina a preparar unos mates cuando sentimos una patada en la puerta. Era Lagos. La tiró abajo y entró a la habitación. Primero quiso dispararle a Javi y no le salió la bala; sacó el cargador, lo volvió a colocar y le disparó a la altura del hombro. Javi se puso delante de mi nene (para protegerlo) y (Lagos) empezó a disparar a lo loco, sin medir consecuencias. Me pegó dos tiros, en una pierna y la pelvis, y me decía ‘te mato al pibe…’ mientras me apuntaba a mí y a mi nene a la cabeza. Cuando se está yendo, me vuelve a disparar; puse mi mano por delante de la cara y me la traspasó. Esa bala iba a mi cabeza. Nunca dejó de insultarme. Se fue cuando creyó que yo estaba muerta”.
Horas previas a ese episodio, Lagos había concurrido a la vivienda de Magnolia. "Tipo 12.30 fue a casa; entró como si nada y me gritó ‘¡mirá por lo que me cambiaste… por un delincuente’!, y comenzó a insultarme. Le pedí el número de teléfono a un amigo de la comisaría 16; llamé para denunciar lo que Alejandro había hecho, les dije que estaba como loco pero no obtuve respuesta”. A las tres y media o cuatro de la mañana volvió para su último acto.
También confirmó lo que en una oportunidad su hermano Pablo reveló: estaba amenazada y no quiso denunciarlo por miedo a represalias. "Se lo conté a algunas amigas pero no lo denuncié porque me amenazaba con que si lo hacía le hacía algo a mi familia. Hasta ahora le tengo miedo”, expresó.
El sábado 26 de noviembre, el cabo de la Policía Alejandro Lagos vació el cargador de su pistola 9 milímetros en el interior de la pequeña vivienda de Potente al 400 del Gran Neuquén Norte. Eran las cuatro de la madrugada y acababa de hacer un turno adicional. Seis balazos se incrustaron en el cráneo de Edgardo Javier Soto. Y otros cinco dieron en Magnolia. "Benja”, salió ileso de milagro.
La joven fue internada en terapia intensiva del hospital Castro Rendón. Superó dos paros cardíacos y fue dada de alta el domingo. Los médicos le dijeron que deberá convivir con dos balas en su cuerpo que, por el lugar donde están alojadas, sería sumamente riesgoso intenta extraerlas.
Por ahora sólo recibe la contención familiar –su hermano y su madre-. "Nadie me ha venido a ver. Los medios fueron los únicos que se interesaron en mí. Hasta mi abogado me dejó en banda. No tengo ayuda sicológica para mi bebé que obviamente ha quedado con secuelas. Tampoco me han llamado las autoridades policiales”, explicó.
La Justicia le aplicó a Lagos cuatro meses de prisión preventiva y le concedió tres meses al fiscal para que cierre la investigación.
"Sinceramente este loco me cagó la vida. Yo trabajaba, me podía pagar el alquiler y hasta una niñera para el "Benja”; ahora es todo muy diferente, muy difícil. No sé cómo va a continuar”, dijo finalmente.