Mientras en el honorable Senado de la Nación se debate si aprobar o no el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, la realidad pegó otro cachetazo en medio de esa discusión política: un bebé recién nacido fue encontrado, muerto, dentro de un contenedor de basura.
Fue en el barrio porteño de San Nicolás. Un hombre que buscaba cartones y materiales, un cartonero, fue quien vio el cuerpito, y avisó a la policía. Personal de la Comisaría Vecinal 1 B de la Policía de la Ciudad se dirigió hacia Lavalle al 1600, a tres cuadras del Palacio de Tribunales. Allí, cerca de la administración judicial, estaba el contenedor y su perturbador contenido.
Los policías llamaron al Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME). Pero el bebé estaba muerto. Así lo constató el servicio médico. El cuerpo estaba a mitad envuelto con una toalla marrón, emergiendo de una bolsa negra de plástico.
La fiscal Laura Belloqui, de la Fiscalía Criminal y Correccional 54, recibió esos elementos. La funcionaria pidió inmediatamente la autopsia, para determinar la causa del fallecimiento del niño. Podría saberse, por ejemplo, si nació muerto, o si murió después de nacido, por alguna causa posterior.