Busca personas y lo acusan de meter el perro

Marcos Herrera es un adiestrador de perros que aparece como salvador en casos donde las víctimas no pueden ser encontradas y de gran repercusión mediática. Los familiares juntan el importante dinero que pide por sus servicios y en poco tiempo las pruebas aparecen en lugares donde los rastrillajes eran negativos. Sin embargo nada es lo que parece, ya que la Justicia de Mendoza descubrió que manipuló pruebas que luego se comprobaron que no pertenecían a la mujer que buscaban, por lo que ahora está detenido y le formularán cargos.

En apenas media hora de búsqueda, el adiestrador de Viedma con su perro Yatel encontró en Potrerillos un cráneo quemado y los restos de un viejo monedero. Todo dentro de un hotel abandonado donde la habían visto por última vez a Viviana Luna, una mujer desaparecida el 7 de diciembre de 2016.

El viedmense, que perteneció a la fuerza rionegrina como personal civil en el escalafón maestranza, fue contratado por la familia y el 29 de setiembre de este año, además del cráneo quemado, también encontró documentación que comprometía a personas reconocidas de Mendoza, por lo que a cinco años la desaparición se transformaba en trata de personas. En el lugar, Herrero no esperó la llegada de la Policía científica y todo lo hallado fue manipulado con la excusa de no confiar en la fuerza de esa provincia.

Luego de comprobar en los exámenes genéticos que el cráneo pertenecía a un hombre, el Ministerio Público Fiscal de esa provincia solicitó la detención por considerar que plantó y manipuló pruebas para desviar la investigación. Hoy una comisión de esa provincia llegó a Viedma donde había sido detenido por un exhorto judicial y comenzó el traslado para que le puedan formular cargos.

El dato que compromete al adiestrador, es que ese cráneo podría ser de un hombre hallado por Herrero y sus perros en Santa Cruz. Si las pruebas de laboratorio confirman las sospechas, la situación de Herrero podría ser muy compleja. 

Entre otros casos, Herrero participó como perito de parte en la búsqueda del joven Facundo Castro, que en plena pandemia salió de su casa sin documentación y fue encontrado muerto en un cangrejal camino a Bahía Blanca. Los perros del viedmense marcaron que había rastros de la víctima en dos móviles de la Policía Bonaerense de Buratovich y Teniente Origone. Pero todo se trataba de una farsa, ya que la División Laboratorio Químico de la Policía Federal confirmó que "el estudio practicado sobre las muestras tomadas de los móviles policiales y el vehículo secuestrado, no se comprobó la presencia de sangre".

Herrero también asegura en su curriculum, que dos semanas después de la desaparición de Santiago Maldonado en Chiubut, sus perros Yatel y Kassie encontraron un collar que pertenecía al joven, hallado luego en el río Chubut donde se habría ahogado tras una represión de Gendarmería.