EL CRIMEN FUE HACE UN MES

Torturó a su tío de 87 años, hasta matarlo

Cayó gracias a escuchas telefónicas vinculadas a una causa de drogas, en la que ella admitía el hecho y su hermano y su cuñada daban más detalles e ideaban una forma de lograr la impunidad.
lunes, 17 de mayo de 2021 · 15:06

Una mujer con problemas de adicción fue detenida acusada de haber torturado con quemaduras de plancha y asesinado a puñaladas hace un mes a su tío, un jubilado español, en el barrio porteño de Boedo. Este miércoles se negó a declarar ante la justicia, según informaron fuentes judiciales.

La imputada, María Laura Peralta de 45 años prefirió hacer uso de su derecho de no declarar al ser indagada este mediodía por el juez de la causa, Luis Schelgel, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 60, y el fiscal Pablo Recchini.

Según las fuentes, la acusada fue asistida por un defensor oficial que pedirá que Peralta permanezca alojada en algún dispositivo psiquiátrico (podría ser el Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma)), donde tenga un seguimiento por su adicción a las drogas, y que sea sometida a peritajes que evalúen su estado de salud mental.

Peralta está detenida desde ayer por "homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento, por el vínculo (sobrina) y por haber sido cometido con el fin de asegurar la consumación del robo y lograr su impunidad", delito que prevé una pena de prisión o reclusión perpetua.

La mujer fue apresada este domingo a la mañana en la puerta de su domicilio en un edificio de avenida Independencia 466 de San Telmo, por detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, quienes la buscaban desde el sábado, cuando se realizaron una serie de allanamientos.

El crimen que le imputan es el de su tío Antonio Landeira de 87 años, ocurrido el 15 de abril pasado en la vivienda del jubilado español, en la calle Metán 4282 del barrio de Boedo.

La autopsia determinó que Landeira murió de cuatro puñaladas en el hemitórax izquierdo, pero que previamente fue sometido a torturas: un total de 47 lesiones, con golpes, cortes y quemaduras de plancha eléctrica en el 15 por ciento de su superficie corporal.

En la escena del crimen los peritos secuestraron un cuchillo, un destornillador y una plancha eléctrica como los elementos utilizados para la tortura y el posterior homicidio, y se determinó que el o la autora del crimen se llevó un televisor de 50 pulgadas, dos celulares y un disco rígido.

La clave para confirmar las sospechas en torno a la acusada surgieron de unas escuchas telefónicas en directo que la Policía Federal Argentina realizaba en el marco de otra causa, por narcotráfico. En ese expediente, los agentes federales tenían intervenidos los teléfonos del hermano y la cuñada de la sospechosa y allí pudieron registrar varias comunicaciones realizadas el día del hecho desde las inmediaciones de la escena del crimen, en las que la propia imputada confesaba que le había robado y luego asesinado a su tío.

En una de las transcripciones de las escuchas, Peralta contó: "Tengo una pantalla 50 pulgadas, voy a ir a la Zavaleta para que me den plata", una clara referencia a la TV robada en la casa de la víctima.

"¿Él cómo está? ¿Fue?", preguntó la cuñada en alusión a si la víctima estaba muerta y Peralta respondió: "Sí, me tengo que ir a cambiar porque estoy toda chocolateada", una expresión con la que describió que estaba manchada con sangre. En la casa de la imputada se secuestraron dos toallones, una blusa y una camisa con manchas hemáticas.

A partir del análisis de los registros de llamadas y tráfico de datos del celular empleado por Peralta, el fiscal Recchini y la policía determinaron que el día del hecho, la imputada llamó en dos oportunidades a la casa de su tío entre las 13.21 y las 13.34 y que luego tres antenas de Boedo la captaron acercándose y permaneciendo en la zona de la escena del crimen durante el lapso aproximado de una hora, entre las 14.18 y las 15.15, momento en el que se cree ocurrió el crimen.

Según las fuentes, la viuda de la víctima, Andrea Mansuento, ya había declarado en la causa que su marido había sido dueño de cuatro restaurantes, que ahora vivía del alquiler de unos locales y que no tenía problemas con nadie.

Pero sí mencionó que Landeira se quejaba de dos de sus sobrinos a quienes calificaba como "sinvergüenzas" porque siempre le pedían dinero, y que el varón había estado preso y María Laura tenía "problemas con las drogas". 

 

Fuente: Télam 

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